Es probable que haya otras obras más adecuadas para descubrir al húngaro Béla Bartók (1881-1945), pero sus seis cuartetos de cuerdas son fundamentales en su vida creativa, de manera que abordarlos es una obligación. Primero porque Bartók consideraba que con tal formación - dos violines, viola, cello- las capacidades expresivas eran formidables. Material temático severo en contraste con una escritura de extrema sofisticación, sorpresas en los contrastes, claridad en la construcción sonora, introspección profunda: el espíritu de la música de Bartók habita en estos cuartetos. Es por todo eso que más de alguien ha dicho que tras Bartók los instrumentos para cuerda dejaron de ser lo que eran. La interpretación de los Takács es de una energía que contagia, y la toma de sonido, perfecta.
Juan Antonio Muñoz H.