Más todavía que en esas enormes e intensas óperas que son "Violanta" (1916) y "La ciudad muerta" (1920), la expresividad profunda, la tragedia y el encanto viven en la música de cámara del checoslovaco Erich Korngold (1897-1957), tan injustamente olvidada de los repertorios y desconocida incluso por los músicos. Pero tenían que llegar Bengt Forsberg (piano) y Anne Sofie von Otter (mezzo), junto a un grupo de amigos en violín, viola y cello, para rescatar del pantano partituras de una riqueza superior.
El juego de colores y el arte de la variación hacen de su "Quinteto con piano" (Opus 15, 1920/21) un momento de extraordinario valor, audaz y romántico a la vez. El conjunto es exigente para la voz y para la conciencia musical de la cantante, quien debe empeñarse en partituras de alto cromatismo y de modulaciones constantes.
Siguen las cinco "Canciones del clown" (Opus 29, 1937), sobre textos de "Noche de Reyes" de Shakespeare. El bardo del Avon suma y sigue con Korngold, quien compuso otras cuatro canciones para sus personajes (Opus 31, 1937).
Su "Concierto para piano a mano izquierda" (1923), dedicado al pianista Paul Wittgenstein, es la antesala de una obra de cámara requerida por el pianista e incluida en el álbum: la Suite Opus 23 para dos violines, cello y piano (1930).
Para esta grabación - que además incluye los "Einfache Lieder" (sin número de opus) y los "Drei Lieder" (Opus 22), ambos en su primera grabación mundial, al igual que el ciclo "Four Shakespeare's songs" (Opus 31)- , Forsberg hizo un arreglo para voz, piano y cuarteto de cuerdas de la "Canción de Marietta", de la ópera "La ciudad muerta", para la que Korngold concibió una melodía dedicada al momento en que la joven le canta a Paul, quien llora la muerte de su esposa, Marie. El doble papel de Marietta-Marie es uno de los más fascinantes de la ópera escrita en el siglo XX. Absoluta recomendación.
Juan Antonio Muñoz H.