Fue en 1843 que "Hernani", el drama de Victor Hugo, llegó a manos de Verdi. El compositor sintió de inmediato que debía sumarse a la apuesta romántica. Francesco Maria Piave trabajó con el músico en el libreto y produjo las transformaciones: agregó la primera escena del primer acto; fue cambiado el final de la obra literaria (los tres suicidios consignados por Hugo fueron reducidos a uno), y el nombre de Doña Sol se trocó por el de Elvira.
La ópera se estrenó en marzo de 1844, en La Fenice de Venecia, con un éxito mediano, que se convirtió en suceso de proporciones cuando los roles principales estuvieron en voces de artistas de calidad. Tres problemas se suscitaron cerca del debut: el rol protagónico había sido concebido para contralto y hubo que cambiarlo por tenor; la soprano quería que la ópera finalizara con una cabaletta para ella, y había que hacer sonar un corno sobre el escenario...
Lamberto Gardelli, quien fue tan aplicado como desconcertante con el Verdi temprano, en este "Ernani" parece inspirado y atento a las sutilezas; además, sus tempi son justos y equilibrados. También acierta en la manera de conducir al elenco.
Giorgio Lamberti - quien vino a cantar Calaf en "Turandot" en 1983- entrega un Ernani de mayor introspección que lo habitual y más amante que héroe estilo Robin Hood. El artista italiano aporta un bello timbre lírico y su habilidad para el canto legato. Carlos V está en voz del barítono Lajos Miller ("Eugenio Oneguin" en Santiago en 1989), de timbre que correspondería mejor a un tenor dramático, pero con línea de canto impecable y emisión de alta expresividad. Sus arias "Vieni meco o sol di rose" y "O de verd'anni miei" lo muestran en su mejor filiación belcantista, mientras que "O sommo Carlo" presagia lo que pudo haber hecho con el Verdi posterior.
Sylvia Sass ("Tosca" y "Macbeth", en 1984 y 1985) era en 1982 una de las más cotizadas sopranos del mundo lírico. Aquí la encontramos en una de sus mejores prestaciones para el disco, con sutilezas vocales poco frecuentes, detalles nunca antes oídos (en el inicio de "Ernani involami" y el "attendimi" final), pianísimos expresivos, coloratura precisa y enorme vitalidad en dúos y concertados.
Menos convincente es, en cambio, el bajo Kolos Kovats, de gran caudal sonoro y buen fraseo, pero algo unilateral en términos interpretativos. Su mejor momento es "Infelice! e tuo credevi".
El coro de la Armada Popular Húngara y la Orquesta y Coros de la Opera Nacional de Hungría demuestran por qué son ejemplo de lo mejor que acontece en los escenarios líricos de la Europa del Este.
Juan Antonio Muñoz