Un mundo expresivo concentrado en pocos minutos. Es la esencia de ese Schubert que se desplegó en sus cuadernos para la voz y que encuentra en el piano el instrumento extensivo para culminar sus planes en torno a lo que pensaba era la música: abstracción, intimidad, inquietudes enunciadas primero y luego expuestas como una herida abierta. El viajero errante que fue Schubert pudo describir en el piano como en la voz paisajes internos de brumas y soledad. Bien podría pensarse en las tierras de las Bronté cuando se escucha su música. Así lo entendió la pianista portuguesa Maria João Pires, quien titula su disco de Impromptus como "Le voyage magnifique" y lo dedica a ese otro viajero errante - "Ich bin ein Wanderer" (Yo soy un caminante)- que fue Sviatoslav Richter.
Con pulsión desoladora a veces, romántico-amorosa también y acaso alguna vez de muerte, Maria João Pires describe estas miniaturas de Schubert con pasión, pero sin jamás exagerar el uso del rubato, como pudo reprochársele alguna vez en Mozart. Artista de matices y sin problemas a la hora de interpretar a su manera, la portuguesa viaja por el teclado describiendo sus propios fantasmas a través de los de Schubert. Hay, sin embargo y por eso ella no traiciona al autor, economía y concentración.
Los Impromptus son probablemente sus números más concisos, a la vez que vive en ellos un lirismo pasmoso. Piezas de gran originalidad cuya forma pende tanto de la sonata como del scherzo han tenido la aceptación del público más amplio que pueda pensarse para el piano; ello, a pesar de su innegable valor musical: no siempre ocurre en esto de la música que las adhesiones masivas (si es que éstas existen de verdad en la música) sean coincidentes con la calidad.
El álbum doble incluye los dos cuadernos de Impromptus (D 899 y D 935), el Alegretto D 915 y los "Drei Impromptus aus dem Nachlass" (D 946). Partituras relacionables con éstas son los Nocturnos de Chopin y las Noveletten de Schumann.
Juan Antonio Muñoz H.