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Wilhelm Furtwängler: Sinfonía Nº 2

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Aquí Wilhelm Furtwängler (1886-1954) no interesa como director porque esta vez es Daniel Barenboim, al frente de la Chicago Symphony Orchestra, quien lo dirige a él. Teldec ofrece una faceta poco conocida del maestro de leyenda: la de compositor. Aunque él se reconocía primero como tal y luego como conductor, la historia y los aficionados invirtieron su esperanza. Furtwängler no es sinónimo de la creación musical del siglo XX, sino de la interpretación de dioses y nibelungos, de Beethoven, Brahms y Bruckner.

Después de escuchar este disco, interesante sin duda, no cabe duda de que la personalidad de Wilhelm seguirá estando en su manera de conducir a Elisabeth Grümmer por el Weber de "El cazador furtivo"; a Flagstad, Suthaus y Fischer-Dieskau por "Tristán e Isolda"; a Windgasen y Mödl por "La Walkyria". Tampoco puede olvidarse su magnífico "Don Giovanni", con el cual al fin surge ese Mozart de contundencia dramática, en el que arrastra a Siepi, Schwarzkopf y Dermota.

Pero su música cautiva e interesa, aunque se escuche con escepticismo y los vínculos golpeen el oído y la memoria.

La Sinfonía Nº 2, que inició en 1944, no puede desprenderse de esa sugestiva tradición romántica tardía de la que él mismo, a través de su trabajo, forma parte. La partitura tiene una duración de 81'68" y cuatro movimientos, la dirigió en 1948 al frente de la Filarmónica de Berlín y la grabó en 1951. Su trama sonora tónica es una que se apropia del gran gesto; heroica, contundente sinfonía, para una orquesta wagneriana o straussiana, en especial si es dirigida por Barenboim, quien a su vez recibe sobre sus hombros la irrenunciable herencia de Furtwängler y que la sintetiza produciendo un efecto de tragedia tremenda (Furtwängler la creó pensando en su patria destrozada por la guerra) y develando las variadas texturas y las melodías de línea extensa. El librillo introductorio incluye una foto de Furtwängler junto a un Barenboim de 11 años y sus padres, en 1954. El niño audicionó para él y fue calificado de "fenómeno".

Juan Antonio Muñoz H.
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