"¡Habemus tenore!", fue la frase de un fanático de las voces líricas cuando escuchó por primera vez a este cantante argentino que todavía no cumple los 35 años y que promete convertirse, si no echa mano a la socorrida frase del "testa di tenore", en el Otello de la próxima década y previsiblemente en la esperanza latina de la cuerda dramático-heroica. Este recital promete, asimismo, transformarse en uno de los éxitos discográficos de los meses venideros, pues la voz es de gran caudal y sonoridad, el timbre es atractivo y se nota una preocupación por entregar algo más que un canto robusto y eficaz.
No todo su Puccini -están los 21 trozos destinados al tenor, de todas las óperas del italiano- es logrado. Obviamente Cura está en su salsa en el Des Grieux de "No, pazzo son" y en los trozos de "La fanciulla del West" o de "Il tabarro", mientras nada tiene que hacer en el de "Gianni Schicchi", y la entrega de su Rodolfo no se encuadra exactamente en la idea que el músico tuvo del personaje. Algunos no reconocerán la escena de once minutos de "Le Villi", la primera ópera de Puccini, en la que Cura se convierte en buen abogado. Los acompañamientos de su colega Domingo como director resultan demasiado "fervientes". De todos modos, un recital que vale la pena. Grabado en junio y julio de 1997. Un disco compacto Erato.
Víctor Manuel Muñoz