Chopin: Sonata para piano y cello, en Sol menor Op. 65 Polonesa brillante, en Do Mayor Op. 3 Schumann: Adagio y Allegro para cello y piano, en La bemol Mayor Op. 70 / Martha Argerich, piano; Mstislav Rostropovich, cello.
Baste señalar el orden en que son mencionados los instrumentos en las dos piezas chopinianas para percibir la importancia que el músico dio al piano, que recorre casi toda su obra. La Polonesa, uno de sus primeros opus, es efectivamente muy brillante, pero más sólida es la Sonata de casi treinta minutos de duración en sus cuatromovimientos; sólo el primero, un Allegro moderato, sobrepasa los quince minutos. La del Op. 3 se compone de una Introducción marcada Lento y un Allegro alla polacca. La inspirada obra de Schumann en arreglo de Friedrich Grutzmacher muestra, en ocho minutos, que el músico todavía tenía algo que decir en esta pieza, al revés de las de Chopin, para cello y piano. No podían haberse reunido dos artistas de afines caracteristicas, entre ellas el apasionado temperamento, y de la jerarquía de la Argerich y Rostropovich, demostrada incluso cuando no son los únicos ejecutantes. Grabado en 1981, y "remastered" en digital. Un disco compacto Deutsche Grammophon, de la serie Galleria, más económica. ADD.