Es posible ser taciturno, hasta invernal, como bien sugiere el título de este disco, pero igual desbordante. Así se oye aquí el trovador chileno Patricio Anabalón: con oficios paralelos de poeta y de músico prensados en dos libros y dos discos anteriores, en "Hojas de invierno" desborda entre diversos mundos. Partir a dúo con Vicente Feliú es casi un manifiesto de vieja escuela en su cercanía con la Nueva Trova cubana, y gran parte de esta música tiene esos rasgos: guitarras exigentes y muchas metáforas, todas ellas intimistas. También abre otras ventanas: varios arreglos de cuerdas con el Trío Giuliani, una amable cita entre versos de la poeta argentina Alejandra Pizarnik y la cantante chilena Magdalena Matthey en "Una grieta", y lo mejor del disco: "Ciudad del alma", una bossa nova refrescantemente arreglada por el bajista Christian Gálvez.