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Lieder de Mozart, Schubert, Schumann, Wolf.

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Los recitales de Elisabeth Schwarzkopf fueron motivo de peregrinación para los conocedores. Este disco reúne 67 minutos y 50 segundos de Lieder cantados por la soprano alemana el 6 de octubre de 1967 en las Semanas Musicales de Ascona. Un Liederabend que es una verdadera demostración de fuerza y en el que Schwarzkopf se pasea a sus anchas desde Mozart a Wolf-Ferrari.

Ayuda a recordar lo importante que fue su nombre, las circunstancias que rodearon su primer recital norteamericano en 1953. Se sabe que la soprano pasó los años de la Segunda Guerra Mundial cantando dentro del campo alemán; al llegar a Estados Unidos, los odios aún no amainaban y muchos temieron la recepción que se le pudiera brindar.

Tanto, que el escenario de ese concierto, el Town Hall, tuvo guardia reforzada (como en Chile sucedió con Kiss). Sin embargo, la Schwarzkopf entró a escena dominándolo todo y así lo comprendió en seguida el público, que escuchó en total silencio y que, desechando animosidades políticas, brindó a la artista una ovación.

Esa atmósfera de respeto casi religioso despunta también en este registro histórico de un maratónico recital en el que las piezas escogidas no siempre son fáciles al oído. Si bien se incluye canciones como “Das Veilchen” (Mozart), “An Sylvia” (Schubert) o “Der Nussbaum” (Schumann), que provocan adhesión con mayor facilidad, la verdad es que Elisabeth Schwarzkopf aquí no hace ni la más mínima concesión. El programa (19 Lieder) es coherente y describe la huella de la canción alemana. Esa canción que ella defiende a ultranza y que asegura no puede enfrentar sino quien domine totalmente la lengua. “Uno tiene que crecer en el idioma para conocer todos los significados. Por ejemplo, la palabra Wald, bosque, tiene diferentes connotaciones en un poema escrito por Morike, Eichendorff o Goethe...”, dice.

¿Qué es un Lied? El término alemán se ha adoptado para designar un tipo de canción lírica en la que el texto poético y la música se funden para constituir una nueva entidad expresiva. Sus antecedentes remotos están en Mozart, pero es con Schubert, Schumann, Brahms y Wolf que llega a la cúspide, en el siglo XIX (más tarde seguiría adelante con Mahler y Richard Strauss).

De tal modo, este recital de Schwarzkopf, acompañada por el pianista Geoffrey Parsons, es una clase magistral que avanza por toda la historia del Lied y ella sorprende con los significados que descubre tras las palabras, con un fraseo a toda prueba, por privilegiar el detalle y nunca atentar contra la intimidad o el carácter de la canción. Son buen ejemplo, entre muchos otros, “Abendempfindung” (Mozart), “Der Einsame” (Schubert), “Wie mit innigstem Behagen” (Schumann), “Das verlassene Magdlein” (Wolf) “Preghiera” (Wolf-Ferrari).

Hay en la obra de Schwarzkopf un legado que nutre a todas las generaciones posteriores de liederistas; un legado que se resume en intransigencia musical, en respeto profundo al poeta y al compositor, en jamás buscar una salida fácil y en obsesión por la verdad (tareas en que la acompañó su esposo, el productor Walter Legge). Claro, ella aporta el arte, porque esta soprano no sólo es una cantante. ERMITAGE, ERM 109 ADD. Grabado en 1967, pero edición 1991

Juan Antonio Muñoz H.
EL COMENTARISTA OPINA
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