Entre nuevas fusiones y los majestuosos coros de siempre, lo docto de las partituras de Patricio Wang y los textos de Rodolfo Parada atentan, a veces, contra la denuncia social de Hombre de hoy o Alharaca. Pero esa misma altura es cumbre en la instrumental Temporía o en la síntesis de flamenco (Flor de romero) o chalchaleros (Tan alta que está la luna) del grupo chileno. Como si el exilio hubiera disparado la evolución de Quilapayún sobre cualquier frontera.
David Ponce