En su debut, "B.R.M.C." (2001), ya fueron acusados de clones de los ochenteros The Jesus & Mary Chain. Y ahora, en su segundo disco, se podría repetir lo mismo. Pero sin una carga negativa. Porque este trío californiano evidentemente anglófilo y deudor de esa banda escocesa de los hermanos Reid - y en algunos instantes también de Stone Roses- entrega una intensa descarga sónica, fundiendo oscuridad y sicodelia en guitarras recargadas de efectos a la usanza noise. Lo mejor es que esas atmósferas viscerales e hipnóticas son sólo los ropajes que visten a excelentes composiciones, como el primer single, "Stop", y la estupenda "Six barrel shotgun". Tal vez no tenga una canción tan fuerte como "Whatever happened to my rock 'n' roll", de su primer álbum, pero es un trabajo sin altibajos y hecho para vestirse de negro y escucharlo tocando una guitarra imaginaria. Y es verdad que su sonido no es nuevo, pero emociona. En parte, porque logran evocar los mejores días de The Jesus & Mary Chain. Y ésa no es una tarea fácil. Es más bien admirable.
Raúl Márquez.
