Turn on the bright lights
Como en los años 70 (con Blondie, Talking Heads, Patti Smith o Ramones), al rock más atrevido hay que volver a buscarlo en Nueva York. Ventilada por el hip-hop o la electrónica más dura, Inglaterra no parece tener en estos momentos espacio para propuestas de guitarras de un riesgo extra-radiable (ahí están los muy convencionales Coldplay). The Strokes y Yeah Yeah Yeahs, son hoy la voz exportable de un Nueva York que vuelve a parecer sucio y desatado, aunque siempre elegante en su desborde. Y lo confirma ahora Interpol, un grupo más quieto y enigmático, responsable de un debut excepcionalmente poderoso.
De pie sobre Manhattan, estos cuatro jóvenes miran indistintamente más allá del Atlántico o al interior de los Estados Unidos. Interpol retoma la elegancia dramática de algunos de los mejores grupos del post-punk inglés (principalmente Joy Division y Echo & The Bunnymen) y lo interpreta según el idioma crudo y directo que siempre se ha preocupado por cultivar el rock/pop estadounidense. Logran así un disco oscuro y tenso, pero mucho más accesible que el de sus modelos. Son canciones de formato sencillo, trabajadas con una profundidad inusual en el pop; de versos románticos y trágicos, como le gusta a la gente que viste de negro. Antes, grupos como Placebo o Starsailor habían intentado llevar a la arena masiva la mezcla de glam y goth que tan bien combina con el delineador negro en los ojos. Sus intentos, sin embargo, nunca han parecido tan sinceros como los que aquí logra Interpol, un grupo que logra despegarse de las categorizaciones de género para crear música simplemente hermosa. Éste es uno de los mejores discos rockeros del 2003.
Interpol, Turn on the bright lights (Matador, 2003):
1.Untitled, 2.Obstacle 1, 3.NYC, 4.PDA, 5.Say hello to the angels, 6.Hands away, 7.Obstacle 2., 8.Stella was a diver and she was always down, 9.Roland, 10.New, 11.Leif Erikson.
Integrantes: Paul Banks (voz y guitarra), Carlos Dengler (bajo), Daniel Kessler (guitarra) y Sam Fogarino (batería).
