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Mahler: “Das klagende Lied”

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Mahler: “Das klagende Lied”

"La Canción del Lamento" Susan Dunn, Brigitte Fassbaender, Markus Baur, Werner Hollweg, Andreas Schmidt / Coro de Düsseldorf. Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín / Riccardo Chailly, director.

Gustav Mahler tiene admiradores en todo el mundo, en especial de sus sinfonías, si bien algunos prefieren sus ciclos de Lieder, otras canciones y, fundamentalmente, "La Canción de la Tierra", a nuestro juicio la mejor de todas sus obras. Pero por muy mahlerianos que sean, dudamos de que sean demasiado afectos a la juvenil "Canción del Lamento", suponiendo que la conozcan. Fue terminada a los 20 años y estrenada recién en 1901, recibiendo un ruidoso ataque de los críticos. El músico escribió el texto basado en el folklore de su país, que le era familiar desde su niñez.

Está compuesto de tres partes. La primera -28 minutos- es la "Leyenda del bosque", y su comienzo es bellísimo: con la entrada de los cornos y otros vientos despliega el sonido mahleriano que no siempre está presente en largos pasajes de sus sinfonías. Incluye un pasaje casi idéntico al del final de las "Canciones de un caminante". Primero entra el tenor; le sigue el bajo; ambos se unen en un dúo; el Coro tiene destacada presencia, para concluir con la participación de soprano y contralto.

La segunda parte se titula "El trovador", y los primeros compases constituyen un esquema del comienzo de la Segunda Sinfonía. La mezzo, junto al coro, tienen una lucida intervención, y más tarde se incorporan el tenor y la soprano. La sección final es "Matrimonio", iniciada con una explosión orquestal, y pronto la sigue una coral. La alegría del acontecimiento está reflejada en la trompetería entre bastidores. Los solistas van alternándose separadamente y en conjunto. El tenor y la soprano cantan bellísimas frases antes del ruidoso acorde orquestal final. Algunos mahlerianos piensan que la obra es un retorno al romanticismo de Weber y al primer Wagner. Es decididamente dispareja y no precisamente una obra maestra; a veces el oyente cree que sobra material, pero en todo caso presenta interés.

Los solistas son de calidad. Sobresalen la mezzo Brigitte Fassbänder, que, como siempre, todo lo canta bien, y el tenor Werner Hollweg, un cantante alemán de atractivo timbre y extenso repertorio. La soprano Susan Dunn tiene una caudalosa voz y el bajo-barítono Andreas Schmidt cumple perfectamente; hay asimismo una corta intervención del niño contralto Markus Baur. El Coro es muy bueno y también la orquesta, dirigida por Chailly en mejor forma que otros que han registrado la obra. Grabado en 1989. Un disco compacto London. DDD.

Víctor Manuel Muñoz
EL COMENTARISTA OPINA
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