“Shakespeare`s Kingdom”
Textos de William Shakespeare que alumbraron las noches de algunos compositores son los que recoge este CD, que se destacó en 1984 por la buena idea de reunir a músicos en torno a la creación literaria del inglés y por la interpretación de la mezzosoprano Sarah Walker y el pianista Graham Johnson.
Convergen aquí obras pertenecientes a Schubert, Schumann, Brahms, Richard Strauss, Berlioz, Saint-Saëns, Horovitz, Elgar, Sir Hubert Parry, Percy Grainger, Benjamin Britten, Poulenc, Mervyn Horder, Edmund Rubbra y Geoffrey Bush, y el conjunto decididamente sitúa al auditor en “El reino de Shakespeare”, proponiéndole visiones-audiciones contemporáneas para temas y asuntos como las locuras de Ofelia y Lady Macbeth; la Canción del Sauce de Desdémona, y las pastorales descritas en los sonetos.
Sarah Walker tiene una voz que se ha paseado por casi todos los idiomas posibles y conoce de estilos al punto de acumular cuatro siglos en su repertorio. Además, como intérprete es de una inteligencia superior y una actriz -hay que serlo para cantar muchas de estas obras- que comunica con intensidad desde los menores gestos. Es por eso que su versión para “Gloriana” de Britten tiene un lugar bien ganado en la historia del teatro lírico. El material vocal mismo es de un espesor que seduce (es mezzo definitivamente; son pocas, cada vez menos) y el timbre aterciopelado electriza con un leve vibrato que agrega interés a la voz en lugar de ser un handicap, como suele ocurrir.
Y qué decir de Graham Johnson, uno de sus acompañantes habituales (junto a Roger Vignoles), quien también ha trabajado con artistas como Janet Baker y la octogenaria Elisabeth Schwarzkopf.
Los puntos más recomendables:
“An Sylvia”, de Schubert, en interpretación más otoñal que lo habitual, porque la voz es aquí de la mezzo Walker y no de la soprano Lott. Las tres canciones de Ofelia de Richard Strauss, que constituyen un ciclo breve de una fuerza dramática poderosa, con Sarah Walker en una interpretación diversa de la famosa de Schwarzkopf, quien acusa en la música más signos de delirio juvenil y un tono general que parece provenir de algún cabaret alemán de los tiempos de Lili Marlene. La Ofelia de Strauss-Sarah Walker, en cambio, está sola, y su delirio no es un flagelo para los otros, sino un juego con el que ella misma se atormenta. El ciclo va intercalado con cuatro evocadoras y sorprendentes canciones a capella de Brahms, todas de una interioridad sobrecogedora y, por supuesto, también dedicadas al amor de Hamlet. Fueron estrenadas en Chile por la soprano Magdalena Amenábar en sus recitales Shakespeare.
Berlioz propone “La mort d`Ophelie”' (1847), en base al relato que de la muerte de la joven hace a Laertes la reina Gertrudis; sobre el mismo texto está la apuesta de Saint-Saëns. Y Joseph Horovitz asusta con la potente y dramática escena para la señora Macbeth, una obra que le fue comisionada para el Festival de Bergen de 1970, sobre líneas de diferentes textos del tremendo personaje.
También hay que poner atención en Elgar (“Shakespeare`s Kingdom”, que da nombre al CD), Britten (“Fancie”), Poulenc... La carátula reproduce “Ophelia”, del prerrafaelita Arthur Hughes, que se encuentra en la Galería de Arte de Manchester. Un disco para escuchar con atención y para atesorar. Hyperion, CDA66136, 1984
Juan Antonio Muñoz H.