Prolapsus
Por el mismo camino que transitó el sexteto Akinetón Retard para encontrar en un medicamento anti-efectos secundarios un nombre capaz de reflejar su música hipertensa, viene avanzando a toda velocidad el trío experimental Prolapsus, uno de los más nuevos proyectos de la música de vanguardia. Prolapsus detectó en la nomenclatura médica “prolapso”, del latín “prolapsus”, una definición muy precisa para sus sets improvisacionales.
Técnicamente estamos hablando de la caída o descenso de una víscera, o una parte o la totalidad de un órgano. Algo terrible, de buenas a primeras. Y el rótulo escogido por el guitarrista Lorenzo Román, el teclista Paulo Gallegos y el baterista Pablo Soza la mayoría de las veces resulta muy descriptivo de las composiciones incluidas en
Prolapsus: música que cae a pedazos, se desgarra y produce dolor.
El debut del trío es probablemente el último de los discos financiados por Fondart en 2003, aunque su lanzamiento fue realizado con bombos, platillos y pisco sour a mediados de enero de 2004 en el Goethe Institut, y con una buena parte de la comunidad de músicos de vanguardia capitalina instalados en las aposentadurías.
Prolapsus no sólo confirma que estos tres músicos pueden desarrollar series de jazz-rock, rock experimental e improvisación libre con propiedad y gran sintonía en este formato original (“Sozama”, “No sé, no cacho”), sino que pueden multiplicar además su abanico sonoro con la incorporación de algunos solistas invitados de renombre. Uno, el tenorista Cristián Crisosto (miembro fundador de Fulano y actual director musical de Media Banda), quien le entrega una vena más jazzística al conjunto (“Se me olvidó”). El otro, el guitarrista avant-garde Ramiro Molina (responsable del grupo Fedón y colíder del trío Turangalila) con su ya acostumbrado empuje en la exploración del instrumento más allá de las seis cuerdas (“Como el loli” y “Proimpro”).
Desde las bandas de rock experimental (Akinetón Retard o La Neura), hasta las comunidades de música electroacústica y electrónica experimental (sellos Ojo de Apolo y Astrocaglia), pasando por el jazz de vanguardia (Carlos Silva Trío) y la improvisación libre (Turangalila, Trío Payaya, Dolores Fiuler), un buen batallón de compositores e intérpretes está apostando por el riesgo que significa jugarse el pellejo a través de una música tan honesta como impopular. La escena de la música de vanguardia criolla inscribe en sus filas al trío Prolapsus, un nuevo integrante que esperamos no detenga su marcha al primer contratiempo.
Íñigo Díaz
Prolapsus, “Prolapsus” (2003, Fondart)
1. No sé, no cacho, 2. Todavía no, 3. Doc.1, 4. Proimpro, 5. Sí, claro, 6. Se me olvidó, 7. Guater, 8. Como el loli, 9. Sozama.
Duración: 56:02
Personal: Lorenzo Román (guitarra), Paulo Gallegos (teclados), Pablo Soza (batería)
Músicos invitados: Ramiro Molina (guitarra), Cristián Crisosto (saxo tenor), Rodrigo Palma (bajo)
Producción: Marcello Martínez, Pablo Soza. |
