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Don’t drop the bop!

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Don’t drop the bop!

En quince días de paso por Chile el saxofonista tenor noruego Harald Gundhus no sólo nos dejó sus improvisaciones llenas de musicalidad, sino que además introdujo a la afición chilena del jazz en una discografía que difícilmente se hubiera podido encontrar a través de vías convencionales. El disco transferido de “mano en mano” es un mecanismo tan antiguo como eficaz, y en esta ocasión nos permitió conocer algo de música salida desde los gélidos parajes escandinavos: Don’t drop the bop!, una de sus últimas obras jazzísticas, fechada en 1998.

Gundhus, que en esta visita gestada por la embajada noruega no ha dejado noche sin tocar junto a los jazzers nacionales Federico Dannemann (guitarra), Felipe Chacón (contrabajo) y Alejandro Espinosa (batería), tiene una curiosa historia que contar. Antes de haber sido formado en el jazz por el prestigioso tenorista George Coleman (sideman de Miles Davis para Seven steps to heaven, 1963), tuvo una larga carrera como concertista de flauta. Estudió en los conservatorios de Oslo y Trondheim, escuchó toda la obra del italiano Severino Gazzelloni y actuó con decenas de orquestas y grupos de cámara. Aun así, sus discos de cabecera fueron siempre los del Stan Getz Quartet, Charlie Parker Quintet, Dave Brubeck Quartet (con su ídolo Paul Desmond en el alto) y John Coltrane Quartet. Por eso después de los tres meses que su brazo estuvo enyesado producto de un accidente, no le quedó otra opción que convertirse en saxofonista: la posición de su extremidad diestra sólo le permitía practicar sobre el saxofón. Fue el fin del concertista docto y el nacimiento del jazzman.

Don’t drop the bop desarrolla un interesante revisionismo sobre este lenguaje improvisacional (el bop) creado en los años 40. De las 12 piezas incluidas aquí por Gundhus, sólo cuatro le pertenecen: “Midnight samba”, “Marianne’s vals”, “Pastis-pastis!” y la homónima “Don’t drop the bop!”, un grito al cielo en defensa de un idioma musical que se resiste a caer aunque lo ataquen a quemarropa. Gundhus convoca a un trío rítmico de gran prestancia para el soporte de su saxo tenor. Dos de estos músicos son noruegos, formados en la rigurosidad de la doctrina europea (el contrabajista Kare Garnes y el baterista Tom Olstad), mientras el tercero (Peter Zak) pone el aderezo como el pianista norteamericano que es. Entre los cuatro cincuentones se exponen casi setenta minutos de armónicas transacciones jazzísticas y solos templados e inéditos que le dan nuevo aire a los standards escogidos y de paso describen la propia mirada de Gundhus acerca del bop. Un disco de tres estrellas y media, es decir, correcto (pero más que correcto).

Iñigo Díaz

Harald Gundhus, “Don’t drop the bop!” (1998, Gemini Records)


1. Father, 2. Midnight samba, 3. Don’t drop the bop, 4. Spring is here. 5. Star eyes, 6. Marianne’s vals, 7. Apache dance, 8. I thought about you, 9. Con alma, 10. You mean so much to me, 11. It might as well be spring. 12. Pastis!-pastis!

Duración: 68:38

Personal: Harald Gundhus (saxo tenor, flauta traversa), Peter Zak (piano), Kare Garnes (contrabajo), Tom Olstad (batería).

Producción: Bjorn Petersen
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