Por vos muero
Las cuerdas crecen y se apagan, hay platillos y bombos, coros de ángeles, trompetas, trombones. Qué sonido impresionante el de este disco como de película de Walt Disney, que es mejor no escuchar si apenas se tiene una radio barata. Miguel Bosé ha construido un
opus que él describe con los nombres de Mahler, Nino Rota y Gershwin, y cuyo trabajo visual ha logrado lo que ninguna mujer: vestirlo de novio. Y al verlo sobre una playa con un masculino traje de cola y un elocuente ramo de flores, es probable que no haya quien se resista a darle el sí a la más ambiciosa propuesta del eterno solterón. Pero siempre hay algo de engaño en las promesas de amor eterno y, como una novia suspicaz, el auditor también tiene derecho a guardar distancia sobre este disco. Una producción enorme e impresionante, claro; pero ¿valiosa?
Son canciones casi siempre ajenas, que incluyen desechos de las labores de producción de otros discos (incluyendo un tema que Alejandro Sanz le compuso para
Laberinto). Bosé las ha tomado y vuelto a trabajar junto al productor Chris Cameron de acuerdo a un lenguaje intencionalmente cinematográfico. Las diferencias entre un enfoque pop y uno incidental pasan, más que nada, por un asunto de estructura; convenciones que Bosé respeta aunque puedan atentar contra la esencia misma de un título como “Amiga” (el único “hit”), que siempre fue una declaración ingenua de amor, y era mejor dejarla así, sin esta pompa con la que no combina. Ante el resto sólo puede guardarse una postura radical: o se cae rendido ante la inédita opción de una figura ultra famosa por construir una obra cinematográfica a partir de canciones pop –con todo lo de elogiable riesgo, cuidado e intachable asesoría que algo así puede suponer–, o se desdeña la pretensión de un multiartista que no se asume como la estrella mediática que es y pretende entrar de colado en el círculo metódico, poco rutilante y exigido que caracteriza la vida y obra de los mejores compositores para música de películas. Este texto lo escribe alguien escéptico, para quien el pop nunca ha sido una mala palabra y que cree que la composición incidental exige de una formación musical que Bosé no tiene (ni tiene por qué tener). La atmósfera densa, de espacios amplios y sugerentes, que transmite
Por vos muero no es la calidez y empatía que a uno le ofrece el pop, pero tampoco la majestuosidad inapelable que afecta espiritualmente en las obras de John Barry o Andrew Lloyd Webber. Ni siquiera la clave de “pop culto” que uno ha llegado a apreciar en Caetano Veloso o Brian Wilson (Beach Boys) sirve para entender este álbum excesivo, impresionante, contundente. Un disco ante el cual uno se siente como David, apuntando con una honda pequeña al gran Goliat. Batirlo o rendirse será, finalmente, un asunto de fe.
Marisol García C.
Miguel Bosé, “Por vos muero” (2004, Warner)
1.El ilusionista, 2.Olvídame tú, 3.Levántate y olvida, 4.Amiga (gracias por venir...), 5.A una dama, 6.Amiga, 7.Vagabundo, 8.De momento, no, 9.Habana, 10.Por vos muero.
Duración: 47.50
Músicos invitados: Alejandro Fernández (voz).
Grabado junto a la London Session Orchestra y el Metro Voices Choir.
Producción: Miguel Bosé y Chris Cameron. |
