Dinámica solista
Desde que surgiera a mediados de los 90 en el primer quinteto del trompetista Cristián Cuturrufo, la historia de Christian Gálvez ha sido, a lo menos, explosiva. Ya lo había dicho el baterista bop Alejandro Espinosa cuando conducía el desparecido programa “Redjazz”, incluso antes de que Gálvez reemplazara a Felipe Chacón en la banda de Cuturrufo: “Es un músico muy joven, pero que ya está para las primeras lides. Y va a dar mucho qué hablar”. Ha pasado casi una década y Gálvez es hoy, efectivamente, uno de los puntales de la escena jazzística electrificada. Con 27 años, instala este trabajo como su tercer álbum personal en una polivalente carrera como profesional (se unen a
Christian Gálvez, 2000 y
Cero, 2002).
El tiempo medirá finalmente el peso específico de
Dinámica solista. Hoy al menos estamos en condiciones de decir que dentro del ámbito de la música mestizada, que tantos seguidores tiene en nuestro país, puede igualarse a títulos como
Los fuegos del hielo (1992, fusión latinoamericana con Congreso) o
Sayhueque (2000, jazz fusión, con La Marraqueta). Son obras muy populares que han escudriñado en las culturas ancestrales como fuente de inspiración. La diferencia con
Dinámica solista -más allá de su puesta en escena- es que Gálvez pertenece a una generación con los infinitos recursos de la tecnología a la mano, aunque también con el talento como músico solista, en apariencia ilimitado. Así es como confluyen y se entrecruzan aquí variantes casi opuestas: el método frente a los softwares y la operativa de un solista adelantado salido desde las “aulas” del profesor Jaco Pastorius.
Dinámica solista es en sí una lógica jazzística: Las “dinámicas” actúan como presentaciones de un tema, mientras los “desarrollos” entregan el espacio necesario para la práctica de solos. Así es como funciona esencialmente cualquier pieza de jazz acústico. Y a través de esta placa, Gálvez propone cuatro formas de acercamiento a su tesis poniendo sobre la mesa temáticas multiculturales: “Afrix-trance” y “Kalimba-trance” aparecen como un viaje virtual al continente negro, “Hindú” profundiza en nuevos puntos de vista interpretativos (con la inclusión de un tabla clásico y devocional de Juan Cordech) y “Selk-mapu” nos trae de regreso al sur del mundo. Un trabajo amplio en cuanto a planteamiento, creación musical, interpretación y post producción. Las cuatro piezas que Gálvez seleccionó para este disco están sacadas de unas 650 horas de grabación en vivo pertenecientes a una temporada de doce actuaciones de 2003 llamada, precisamente, “Dinámica solista”, y que en esta ocasión incorpora a músicos de su propio quinteto: el pianista Lautaro Quevedo, el percusionista Claudio Ortúzar y el baterista Rodrigo Gálvez. Este nuevo Pastorius chileno cierra una etapa con la certeza de que sobre el escenario y tras las perillas del estudio de grabación puede ser único. Con seguidores acérrimos o detractores ácidos, pero único al fin.
Íñigo Díaz
Christian Gálvez, “Dinámica solista” (2004, Pez)
1. Dinámica I (afrix-trance), 2. Dinámica II (hindú), 3. Dinámica III (kalimba-trance), 4 Dinámica IV (selk-mapu)
Duración: 73:19
Personal: Christian Gálvez (bajo fretless de 6 cuerdas, bajo midi, contrabajo, teclados, sintetizadores, samplers, secuencias, programaciones, percusiones tribales y kalimba).
Músicos invitados: Juan Cordech (tala hindú y percusión), Rodrigo Gálvez (batería), Claudio Ortúzar (bata), Lautaro Quevedo (piano).
Producción: Christian Gálvez. |