Música de cámara
Para uno de los compositores doctos referenciales de la última década en nuestro país, la obra incluida en su “debut” discográfico
Música de cámara, plantea una lucha de la que posiblemente salga derrotado. Aliosha Solovera es un hombre adscrito a la composición contemporánea y como tal sabe que el público masivo, siempre vinculado a la orientación clásico-romántica del género, dará la espalda a sus planteamientos modernos, atonales, no convencionales y hasta “hostiles”.
Solovera es algo así como un compositor “apátrida”. Nació en Chile, vivió tras la cortina de hierro, estudió en conservatorios de Eslovenia y Austria, y permanentemente es presentado como un compositor croata. Sin embargo el grueso de su obra fue escrita desde la realidad latinoamericana, en el período 1993-2003, una vez reinstalado en su país de origen. Dentro de ese marco aparecen estas siete piezas, recientemente presentadas en el Goethe Institut, con una puesta en escena de rasgos similares a los festivales de música electroacústica: Además de ensambles instrumentales, Solovera presentó música envasada en cintas.
A los miembros del Ensamble Contemporáneo, agrupación fundada y dirigida por Solovera desde la Universidad de Chile, se unen también solistas invitados y miembros del Ensamble Antara (encabezado desde la Universidad Católica por el flautista Alejandro Lavanderos). En
Música de cámara, llegan al disco una serie de obras difícilmente disponibles. No siempre se interpretan en festivales y suele transcurrir demasiado tiempo antes de que reingresen en programas de temporada. “Silence, please...” (para violín, guitarra, arpa y piano) derrumba en cierta forma la incompatibilidad que históricamente se ha determinado en torno a la convivencia del piano y la guitarra; “Mimetis” (para cuarteto de flautas) puede llegar a aterrorizar a un niño si la escucha, mientras que “InVerso” (para voz y 14 instrumentistas) aparece tal vez como la más intrincada de todas estas piezas. Fue comisionada por el Festival Internacional Music Bienalle Zagreb, está basada en un poema de Ricardo Loebell que juega con el concepto de “verdad poética y sonora”, y tiene como “estrella” a Nora Miranda.
Sugerimos, de todas formas, un momento de alto vuelo con la magnífica “Resonandes” (obra cuya audición está disponible en esta misma plataforma de internet), que sugiere la idea de la “resonancia de Los Andes”, a través del primitivismo de los instrumentos de viento originales del altiplano. Solovera propone música para seis flautas soprano y otras cuatro flautas bajas que se mueven en una operativa sonora muy abierta, con desafinaciones y armónicos que le da a la obra un halo de música experimental, por momentos muy cercana a los trabajos que desarrolló con la flauta travesera Eric Dolphy en su última etapa, inspirado en el flautista Severino Gazzelloni.
Íñigo Díaz
Aliosha Solovera, “Música de cámara” (2003, Fondart)
1. Silence, please..., 2. Contraluz, 3. Mimetis, 4. Resonandes, 5. Ciclos, 6. Reversible, 7. InVerso.
Duración: 54:02
Personal: Miembros del Ensamble Contemporáneo y del Ensamble Antara, más solistas invitados.
Producción: Aliosha Solovera. |