Manifesto
El hecho de que todas las letras están en español es, probablemente, el cambio más notorio de la cuarta producción este conjunto de metal nacional. Pero no es el único. Con este nuevo trabajo, el grupo manifiesta una clara intención de volver al sonido pesado, crudo y oscuro que los caracterizó al principio de su carrera, cuando editaron
Improve the Silence (1997).
El contenido de las temáticas también refleja este nuevo Dogma más denso y escéptico, con un espíritu menos parrandero y menos
light que aquél que se percibía en
Super Fix. Hay un mayor interés por referirse a ciertos problemas que afectan a la sociedad, como el comportamiento poco honorable de algunos religiosos en canciones como “Estuprefaciente” y el abuso de poder y el doble estándar en “Criterio deformado”. El cambio de idioma también ayuda a que las ideas se puedan difundir de una mejor manera y permite una mayor cercanía con los seguidores.
La incorporación de nuevos recursos técnicos como el empleo de guitarras de siete cuerdas y el uso de un sutil arreglo de cuerdas en el instrumental “Aguas negras”, es otra de las novedades de
Manifesto. Si bien hay interesantes armonías y excelentes
riffs, hay que destacar la fuerza y la velocidad de la batería con doble bombo que ejecuta Sebastián Rojas con notable técnica.
Musicalmente no se le pueden encontrar muchos reparos a este disco. No obstante, la base de frases breves que estructura cada una de las canciones es bastante monótona. Hay un uso excesivo de terminaciones que aseguran una rima consonante repetitiva y poco arriesgada (
… competición / … destrucción [“Sangre fría”]
... expresión / ... recesión / ... opción [“Criterio deformado”]). Asimismo, se reitera una redacción basada en conceptos que buscan crear un efecto inmediato recurriendo, por ejemplo, a la enumeración de sustantivos sin ilativos ni presencia de verbos (
“Desorden bipolar / Sin voluntad / Descenso de ánimo / Inestabilidad / Niveles de ansiedad…” [“Psicofármaco”]) que remite a un aire punk bastante básico.
El inicio es bastante gótico y lúgubre con “Demonia”, una breve introducción instrumental con guitarras acústicas y un coro femenino de fondo. Luego, temas como “Sangre Fría”, “Estuprefaciente”, “Sentencia”, “Criterio Deformado” y el primer sencillo “Instinto Asesino”, aumentan el volumen de manera brutal. Sólo “Aguas negras” apacigua un poco más el ambiente y cambia un poco el acelerado ritmo. Al final, el disco termina con “Manifesto”, que deriva con una teatral, pero no muy original cita a la marcha fúnebre del tercer movimiento de la Sonata N° 2 en Si bemol menor, Op. 35 de Fryderyk Chopin.
Sin desmerecer sus discos anteriores, éste es probablemente el trabajo más honesto de Dogma. Resulta reconocible y patente que el grupo ha sentido la necesidad de consolidar un estilo propio.
Nicole van Baal F.
Dogma, “Manifesto”, (2004, Punto Decibel Records)
1. Demonia, 2. Sangre fría, 3. Estuprefaciente, 4. Línea de fuego, 5.Fixion, 6. Sentencia, 7. Criterio deformado, 8. Psicofármaco, 9. Aguas negras, 10. Alfa omega, 11. Instinto asesino, 12. Manifesto.
Duración: 40:49
Intérpretes: Gabriel Almazán (voz y guitarra), Sebastián Rojas (batería), Lucas Yasic (guitarra) y Leonardo Henríquez (bajo).
Producción: Dogma y Mariano Pavez. |