Los últimos estertores de una época clásica del jazz retumban con fuerza en este
Brahma, álbum debut del trío Lamatraca. El jazz-rock pertenece principalmente a los años 70, cuando los
Miles Davis alumni se apoderaron de las circunstancias y dijeron cómo y cuándo hacer las cosas: Joe Zawinul y sus Weather Report, Herbie Hancock y sus Mwandishi, Tony Williams y sus Lifetime, Chick Corea y sus Return to Forever. Pero entre todos estos actores, hubo uno que logró el papel protagónico: el guitarrista inglés John McLaughlin, responsable de la Mahavishnu Orchestra, una banda histórica que dejó profunda huella en estos tres músicos chilenos. Al menos, dejó huella en el líder, solista estelar y compositor de Lamatraca, el guitarrista Guillermo Jiménez.
Brahma (la más importante figura de la trinidad india) y Lamatraca vienen siendo el "revival" del jazz-rock chileno que se lanzó al vacío en los años 70, cuando nuestros músicos se desvivían por el listado de fenómenos del primer párrafo. El grupo Quilín trabaja aún en las sombras. Ya no están ni Cometa, ni Alsur, ni Ensamble, ni Trifusión, ni nadie más. Sólo está Lamatraca. ¿Será éste un monopolio del jazz con fondo rockero? Ni parecido. De hecho, ni siquiera a los músicos de Lamatraca les interesa vincularse con el circuito del jazz actual. Trabajan en el laboratorio y tocan para otros públicos. Audiencias que los siguen atentas a las desbordantes e interminables series ("Para Zawinul", 21 minutos) o en los solos de guitarra midi (que llevan el sonido hacia algo parecido a un antiguo teclado) o en las violentas fracturas producidas a tres instrumentos cuando uno menos lo sospecha. Jiménez es uno de los más fuertes guitarristas del último tiempo en esta línea. Puede parecer de pronto un malabarista de la electricidad, pero su toque está muy lejos de un payaso como Steve Vai. Suena jazzero, en la onda también de Larry Corryel. Y aunque las piezas están deliberadamente construidas sobre esquemas preestablecidos, aquí hay de todos modos un espacio fundamental para la improvisación jazzística, que es lo que nos convoca.
Para que Jiménez pueda cristalizar lo que pretende, debe tener una base rítmica que no pestañee ni en un solo microsegundo. La exigencia de las composiciones podría hacer fracasar el proyecto. Ahí están entonces Miguel Torreblanca en las cuatro cuerdas y Alejandro Ramírez en los tambores. Le dan duro y no se quedan atrás. Está claro que estos tipos se conocen muy bien y que
Brahma —un disco que puede encantar o hacer vomitar dependiendo de a quien le llegue a las manos— es el resultado de, suponemos, larguísimas jornadas de taller, ensayos y más ensayos. En resumen: Un disco "de otra época", algo débil en su sonido (demasiado "independiente" tal vez), lleno de especialidades de la casa que McLaughlin frecuentaba y donde dejaba maravillados a los comensales.
Iñigo Díaz
Lamatraca, "Brahma" (2004, Independiente)
1. Chico Vera, 2. Lucinda, 3. Sakyamuni. 4. Camila, Renato y Daniel, 5. Reencuentro, 6. Brahma, 7. Para Zawinul.
Duración: 79:53
Intérpretes: Guillermo Jiménez (guitarra eléctrica y midi), Miguel Torreblanca (bajo), Alejandro Ramírez (batería).
Invitado: Cecilia Ugarte (lectura)
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