Ya sabíamos que el jazz nacional produjo 17 títulos en 2004. Sabíamos también que un montón de jazzistas tienen planes de lanzar álbumes antes de marzo de 2005. Pero lo que no teníamos en los archivos era que a todos esos anuncios se iba a adelantar un músico que hace más de diez años que no vive en Chile. Álvaro Bello es con seguridad un nombre desconocido para un público menor de 30 años. Claro, en 1991 se largó para París a estudiar por un par de años y no regresó nunca más. Hoy, eso sí, se encuentra en Chile cerrando en lanzamiento de su primer álbum —el primer disco del jazz chileno del año—, llamado
Meloalegría.
Bello fue el tercer vértice de un triángulo de guitarristas de jazz que al finalizar los 80 se abría paso entre el fin del silencio obligatorio y de una generación de músicos que copaban los espacios y las programaciones. Ángel Parra y Pedro Rodríguez eran esas otras dos guitarras. Mientras Parra arrastraba al público masivo junto a Los Tres y Rodríguez hacía lo propio con audiencias más reducidas tocando para La Banda del Capitán Corneta, Bello activaba sus tríos en clubes pequeños con un perfil mucho más secundario y específico. Pronto cerraba sus maletas para viajar a Francia. Quince años después, y con el trajín de un músico que hoy es solista, líder,
sidemen, arreglador y director musical muy demandado, Bello se apunta con un álbum lleno de exquisiteces sonoras donde se degustan sabores de toda Latinoamérica. De pronto
Meloalegría nos recuerda a Antonio Restucci, de pronto al último disco de Emilio García, de pronto a Congreso. La música está en un punto de equilibrio entre la figura del "solo de jazz" y la sonoridad de la fusión más abierta con raíces subcontinentales. A pesar, incluso, de haber sido construida en Francia por una columna vertebral de músicos franceses.
"Telma" y "Valerie’s balade" son composiciones hermosas para guitarra y compañía que en cierto momento nos recuerdan cuánto tiempo hemos perdido en la vida. "Meloalegría" no tiene empacho en incluir un breve, suave y directo "ritmo y poesía", "Lando para las landas" queda perfecto con el doblaje de guitarra y "scat" del propio Bello en plan George Benson y la pelada de cable del violinista polaco Marek Czerniawski, mientras que los samplers de trutrukas y trompe en "Tuc-truc-ka" aparecen como uno de los largos cables de conexión que el guitarrista tiene cruzando el Atlántico. Lo mismo para "París-Santiago": la evidencia misma de que Bello es tan chileno como francés. Todo en cuarteto acústico, matizado con el magnífico color del acordeón francés.
Meloalegría tiene un estado de ánimo particular y otoñal donde la "melancolía" y la "alegría" jamás se oponen. Tal y como la música de Bello.
Íñigo Díaz
Álvaro Bello, "Meloalegría"
1. Meloalegría, 2. Telma, 3. Truc-truc-ka, 4. París-Santiago, 5. Cache cache, 6. Piensa en mí, 7. Eso!, 8. Bolereando, 9. El pueblo unido, 10. Chorifly, 11. Lando para las landas, 12. Valerie’s balade.
Personal: Álvaro Bello (guitarra, tres, charango, zas, samplers, voz), Laurent Bellante (piano), Christophe Defays (contrabajo) y Loukmil Pérez (batería).
Invitados: Marc Berthoumieux (acordeón), Marek Czerniawski (violín), Felipe Cabrera (contrabajo), Javier Estrella (percusión), Leandro Guffanti (saxo), Didier Ithursarry (acordeón), Marcelo Márquez (voz) y Laurent Vernery (bajo eléctrico).
Tiempo: 60:30
Producción: Álvaro Bello. |