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Antonia

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Sin esperar faltarle el respeto a un artista total como el sueco Ingmar Bergman, hay una película entre su filmografía de los años 70 que a muchos como nosotros nos resultó sumamente incómoda. No sólo por la agudeza de las situaciones descritas en la narración, sino por un elemento que aparece con mucha contundencia: la película carece de música incidental. La banda de sonido de Escenas de la vida conyugal se constituye únicamente con la ambientación de los interiores, los pasos, los carraspeos, las conversaciones, los silencios interminables.

Entonces comprendemos que un telón de fondo sonoro como el que entramó el compositor chileno Jorge Aliaga puede hacer que la película llegue a ser una más interesante película. Imaginamos Antonia (del director Mariano
Andrade) sólo con sus imágenes y -sin haberla visto incluso- podríamos apostar a que la sucesión de escenas no alcanzaría tal dramatismo. El bajo continuo de una música que no se pone por encima de las imágenes es justamente lo que hace de la orquestación para cine una herramienta indispensable. En ese sentido, Aliaga tiene mucho qué decir puesto que es uno de los pocos (y si hubiere algunos más, de todas formas es uno de los primeros) en orientar todos sus conocimientos exclusivamente la función del "músico obrero", como se llamó alguna vez a la categoría auxiliar del compositor. Aliaga no compone música de cámara para ser escuchada en una sala: compone música de cámara para ser escuchada en el cine.

Antonia se parece una banda sonora de cine europeo. Pensada milimétricamente y con un desfile de estados anímicos que se suceden. Siempre en tensión y deslizando el misterio permanente de lo que ocurre en la historia (escuche la trompeta fría, por primera vez, de Cristián Cuturrufo o el piano de cristal por Pablo Bruna secundado por magníficos arreglos de cuerdas). Aliaga sigue las normas y nomenclaturas de la música para cine. Despliega una idea simple que aparece y desaparece todo el tiempo (¿Sería lo que llaman "main titles"?) y nombra sus piezas con la descripción de las escenas: "Robo del auto", "Escape del café", "Persecución", "Museo de Bellas Artes". Entremedio está Antonia, que en rigor ya no está: la portada muestra a la actriz protagonista, Carolina Fadic, con una clara expresión de tristeza.

Todo es muy funcional en la obra de Aliaga. Pero con lo que no contaba su creador es que la música para Antonia (que en ciertos pasajes muy específicos nos recordó a Ascenseur pour l’echafaud, por Miles Davis) puede ser también un disco para tener en la mesita de noche. Y tocar algunas noches para ir a dormir.

Para mayor información sobre este compositor, visite www.jaliaga.cl

Íñigo Díaz

Jorge Aliaga, "Antonia" (2005, Fondart)

1. Antonia, 2. Museo de bellas Artes, 3. Robo de auto, 4. Realidades paralelas, 5. El pasado de Martín, 6. No digas nada, 7. Tengo malas noticias, 8. Porque volviese, 9. Vigilan la galería, 10. Escape del café, 11. Martín el etarra, 12. Nunca he dejado de amarte, 13. Persecución, 14. Algo está pasando, 15. Fax desde Nueva York, 16. Momentos antes del arresto, 17. Perdóname hijo, 18. a ETA se entra, no se sale, 19. Por fin sin miedo / Final. 20. Créditos finales.

Músicos:
Composición: Jorge Aliaga
Solistas: Carolina La Rivera (flauta), José Olivares (clarinete), Cristián Cuturrufo (trompeta), Aldo González (guitarra), Pablo Bruna (piano), Rodrigo Galarce (contrabajo) y Félix Lecaros (batería).
Filas: Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil
Dirección: Guillermo Rifo.
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