La banda de rock argentina Catupecu Machu se las ha arreglado para cambiar de rumbo en cada uno de los cinco discos que ha grabado en sus diez años de vida. Su método es descartar todo lo que suene parecido a algo ya hecho, y basta escuchar para darse cuenta. Como la palabra Catupecu lo sugiere, a este grupo le importa la originalidad.
Y como la palabra Machu lo sugiere, a este grupo también le importa la fuerza. Catupecu Machu es corajudo. Por más rockero que suene, nunca permite que el ruido se imponga sobre la voz viril del cantante y guitarrista Fernando Ruiz Díaz, y muchas veces en estas canciones el grupo para de tocar y el mayor de los Ruiz Díaz se queda siempre arriba, en primer plano, como un guerrero solitario apenas sobre un ritmo de batería o sobre una base de ritmo y bajo.
La banda escapa a los lugares comunes con títulos ambiciosos como "Preludio al filo en el umbral" y con letras de imágenes inesperadas. Y también escapa con un exclusivo experimento a dos baterías en el mismo "Preludio", o con el final de "Muéstrame los dientes". Más aun, en "Magia veneno" consigue un compás que no sólo es original, sino incluso atractivo; y a veces las composiciones logran emprender el vuelo en la melodía y la armonía, y el resultado es una canción, como en "Magia veneno" o en el coro de "A veces vuelvo".
Catupecu Machu puede encontrar este estilo investigando, combinando y desechando muchas fuentes, y de hecho esas ajustadas guitarras ruidosas posiblemente recuerden retazos del
nü metal y ciertos climas generados por el tecladista Macabre pueden parecer industriales. Pero son vanos intentos de filiación. El estilo más parece estar dentro suyo. Catupecu Machu se parece sobre todo a sí mismo y logra su objetivo: es original.
La pregunta es quizás cuántas buenas canciones se hayan ido al tacho de la basura por no ser originales. Al menos tres de las que están en el disco siguen el mismo patrón. "Preludio al filo en el umbral", "Acaba el fin" y "Óxido en el aire" nunca cambian de tonalidad. La segunda es una prueba de destreza bien resuelta por el baterista, pero en rigor todas ellas son canciones monótonas -no es una opinión, es un dato: canciones inscritas en un solo tono- que no parecen monótonas. Ése es el efecto de Catupecu Machu. Todo está en movimiento, versos, instrumentos, arreglos, fuerza, destreza, pero la sustancia es estática.
David Ponce
Catupecu Machu " El número imperfecto" (2004, EMI).
1. Magia veneno. 2. Preludio al filo en el umbral. 3. Muéstrame los dientes. 4. Acaba el fin. 5. Plan B: Anhelo de satisfacción. 6. En los sueños. 7. A veces vuelvo. 8. Sol infierno. 9. Óxido en el aire. 10. El número imperfecto. 11. Refugio.
Músicos: Fernando Ruiz Díaz (voz y guitarra), Gabriel Ruiz Díaz (bajo), Martín Macabre González (teclados), Javier Herrlein (batería).
Invitados: Miguel Zeta Bosio (bajo), Fabián Zorrito Von Quintiero (bajo), Leonardo de Cecco (batería).
Producción: Gabriel Ruiz Díaz.
Duración: 44’36’’.
www.catupecumachu.com |