Desde que Telemann escribiera la última obra para flauta dulce que —se supone— se conoce, hasta el día de hoy, han transcurrido no menos de 200 años. ¿Qué pasó después? La flauta traversa, con impresionantes propiedades de proyección sonora lineal (llega lejos) y tridimensional (llega a todas partes) ganó adeptos y, en consecuencia, la flauta dulce los perdió. Sólo los hombres de la escuela holandesa de La Haya (Frans Brüggen y Kees Boeke) se animaron a rescatarla de las vitrinas de los museos y se aventuraron a encabezar algo así como un
revival de música antigua para flauta dulce: medieval, barroca, renacentista. Pero ¿qué más podía ofrecer una flauta dulce en clave antigua dentro de un contexto contemporáneo? Mucho. Entonces llega el nombre de Walter van Auge, otro holandés, que la reconfigura desde la búsqueda de sus posibilidades técnicas.
Porque la flauta dulce es muchísimo más que el insuficiente plástico con que se enseñan melodías repasadas por el polvo de los años a los chicos en los colegios. Una buena flauta dulce tenor de madera europea puede costar lo mismo que un automóvil cero kilómetro. Y eso lo saben bien compositores chilenos como Gabriel Brncic, Cristián Morales-Ossio y Juan Pablo Abalo, nombres para tres generaciones muy distanciadas que hoy se apuntan en una lista dentro de un mismo álbum de música contemporánea electroacústica. Si ellos ponen las partituras y generan los soportes a través de dispositivos electrónicos, una solista como Paola Muñoz puede conocer mucho más profundamente el mapa interno de la flauta dulce. Porque ella no toca más que esta familia de aerófonos (flautas dulces alto en Sol, alto en Fa tenor armónica y bajo, entre otros registros). La música de este trabajo de título
Al aire interrogado es una buena apreciación de todo lo futurista que puede llegar a ser un instrumento del Medioevo. La flauta dulce puesta en dimensiones a las que ni en sus peores pesadillas febriles Telemann llegó a acercarse. Para él —o para Bach— era un utensilio de melodías lineales. Para Gabriel Brncic, Cristián Morales-Ossio y Juan Pablo Abalo, la flauta dulce es la maquinaria de un discurso múltiple y moderno.
Entonces, en
Al aire interrogado se despliegan las posibilidades de acción de la flauta más allá de su operativa original:
frulatti (vibraciones veloces producidas por lengua o garganta), multifonías (más de una nota sonando simultáneamente), variación de presión en la salida de aire, división de tonos, canto dentro de la flauta, respiración circular, variedad de digitación. Con Paola Muñoz frente a las partituras de estos chilenos, así como en las propias improvisaciones propuestas en la serie "avec9dn" (trabajos con
samples de su antiguo ensamble en Francia, Neuf des N), la flauta dulce nos habla "en lenguas". Una compilación de obras con un
mood que tal vez pueda alterar los pensamientos más calmos, pero que en ningún caso se pone en contra del auditor. Morales-Ossio es uno de los primeros compositores electroacústicos en trabajar con softwares sobre "tiempo real", casi omnipresentes en
Al aire interrogado; Abalo pertenece a la quinta que editó el iniciático
Música de cámara electroacústica (2005), operando con ese mismo concepto; y de Brncic no diremos más nada puesto que es el más prolífico de los creadores chilenos en el laboratorio de música electroacústica.
Al aire interrogado (obras para flautas dulces y medios electrónicos): el aire es aquí mucho más que el combustible para respirar. A través del aire se dice todo.
Íñigo Díaz
Paola Muñoz "Al aire interrogado" (2005, Fondart).
1. Mientras, yo caminaré lejos… por otra orilla (2003), 2. …Que no desorganitza cap murmuri (1994), 3. avec9dn-1.cl (2005), 4. Stroïm (2002), 5. avec9dn-2.cl (2005), 6. Lamentos de un puelche (2004), 7. Clarien-tres (1986), 8. avec9dn-3.cl (2005).
Personal: Paola Muñoz (flautas dulces alto en Sol, alto en Fa, tenor armónica, soprano venezolana y bajo).
Duración: 59’06’’. |