Los arqueólogos del futuro encontraron accidentalmente una pirámide gigantesca y en perfecta conservación en la bodega de la Biblioteca del Congreso de EE.UU. Tardaron casi 50 años en encontrarla. Cuarenta y ocho, para ser más exactos. Era la construcción monumental de una pieza maestra en la historia del jazz, tal vez el más acabado testimonio de una asociación sublime entre dos músicos, que más que músicos, siempre parecieron dos extraterrestres. Para cuando el tenorista John Coltrane ya no soportaba el trabajo en el quinteto clásico de Miles Davis (1955-56), tuvo la suerte de encontrar en la banda de Thelonious Monk su nuevo refugio. Mucho más acogedor, donde podía expresarse y ser escuchado con atención. Las cintas recuperadas corresponden al concierto de dos turnos ofrecido en el Carnegie Hall la noche del 29 de noviembre de 1957, dos décadas después de que el clarinetista Benny Goodman se transformara en el primer jazzista en tocar swing dentro de este magno teatro consagrado a la música clásica y la ópera, emplazado sobre la Séptima Avenida y la Calle 57.
Mil novecientos cincuenta y siete fue el año que Coltrane dio uno de aquellos pasos gigantes en la música: estaba en el mejor momento de fortaleza física, comenzó a disfrutar mucho más la música, tocó para Monk en lenguajes únicos (creados por el pianista con lógicas y reglamentos propios), fue motivado por él a desarrollar solos de larga duración (que luego se atestiguarían de manera desbordante en los años 60), y también grabó el álbum
Blue train. Estaba a punto de sobrepasar la hegemonía de Sonny Rollins, quien había sido el tenorista de Monk en grabaciones previas, como
Brilliant corners (1956). Pero todo eso no es más que el contexto en que se desarrolló la obra que hoy tenemos en las manos.
With John Coltrane at Carnegie Hall es la evidencia de que la música, en algunos casos como éste, está cerca de la perfección. Si es que no la sobrepasó.
Los tímidos aplausos del comienzo corresponden a los de un teatro, no los de un club de jazz. No se escucha en el ambiente más sonido-extra-cuarteto que las cuerdas del contrabajo chasqueando el puente y las risotadas del contrabajista Ahmed Abdul-Malik sobre el ilógico solo de Coltrane para "Evidence". Shadow Wilson procede con dinamismo, muy atento a los cortes sorpresivos desde el piano, mientras Monk escala y
desescala por las teclas sin coordinación aparente, como en un juego de niños de alto riesgo que logra poner histérica a la madre frente al peligro. En este caso, la tensión que se genera al interior del cuarteto estalla en los solos pesados de Coltrane como los de las dos versiones de "Epistrophy" o "Bye-ya". La primera pieza del primer concierto largó a las 20:30 del día aquel: "Monk’s mood", una declaración directa del estado por el que transita la música monkiana: el mensaje es tan simple como impredecible la forma de transmitirlo. Un álbum con sonido sobresaliente y discurso futurista sin negar la tradición desplegada por los músicos clásicos a través de esas oscilaciones que llaman "swing". Pregunta a los auditores nacidos antes de 1940: ¿estaría
With John Coltrane At Carnegie Hall entre los diez mejores discos del jazz moderno?
Íñigo Díaz
Thelonious Monk Quartet, "With John Coltrane at Carnegie Hall" (2005, Blue Note / Thelonious Records)
1. Monk’s mood, 2. Evidence, 3. Crepuscule with Nellie, 4. Nutty, 5. Epistrophy, 6. Bye-ya, 7. Sweet and lovely, 8. Blue Monk, 9. Epistrophy (incomplete).
Músicos: John Coltrane (saxo tenor), Thelonious Monk (piano), Ahmed Abdul-Malik (contrabajo), Shadow Wilson (batería).
Duración: 51’35’’.
Producción: T.S. Monk, Michael Cuscuna y Bruce Lundvall. |