Seguramente ni el más duro de los DJs de alguna "corporación ladrona" con tijeras en mano y la filosofía del corte y pega dominando ambos hemisferios del cerebro podría llegar a lograr lo que logró el compositor contemporáneo Juan Pablo Cáceres. Una obra descomunal, al menos en lo que respecta a su confección, y que hoy aparece como el segundo álbum del sello chileno independiente de música experimental Garrapata Discos. Cáceres tardó más de 550 días en componer una obra electroacústica llamada "Orquesta", contenida en el disco
Orquesta y dividida en seis micropiezas que también funcionan autónomamente. Todo ese tiempo frente al computador con un telar virtual para levantar
Orquesta, que no dura más que 33 minutos y que está tejida por cientos de segundos sonoros obtenidos de grabaciones de una orquesta sinfónica real, recortados y vueltos a poner de manera coherente con su planteamiento. Es la nueva obra de este compositor que hoy figura en la Universidad de Stanford sumergido en un doctorado de la llamada
computer music.
Suele ocurrir que los músicos electrónicos validan sus creaciones a partir de los métodos que utilizaron para generarla, mucho más que por el resultado mismo. Es cierto, Cáceres tuvo paciencia y disciplina zen para llegar a
Orquesta, pero según su pensamiento como compositor, finalmente la obra es mucho más valiosa por lo que quedó que por la manera en que se obtuvo. Para las abuelas alrededor del mundo, tejer es un mecanismo de evasión, un acto de paso por el tiempo geológico que, lógicamente, tiene una gran retribución: un nieto feliz y bien abrigado. Para un compositor como Cáceres, ex baterista del grupo experimental Yonhosago, el proceso era lento pero demasiado simple; la obra
Orquesta es el premio definitivo, la pegatina de pedazos de sonido en pantalla que antes jamás tuvieron relación unos con otros.
Los sets no se extienden por más de diez minutos. Algunos, como "La cuerda", desarrollan un discurso en el mismo tramo de una canción pop: tres minutos y fracción. Aquí se unen los trazos de distintos violines, violas, cellos y contrabajos. Por algo se llama "La cuerda". De esta manera Cáceres ordenó su música computacional: "Lo gaseoso" escoge todos los soplidos eólicos (más aire que sonido) de flautas traversas de todos los registros posibles, mientras que "Lo metálico" aborda desde las volumétricas columnas de aire de una tuba hasta la delicadeza del corno, un quinteto de bronces de cámara reorganizado segundo a segundo. "La multiplicidad" ataca segmentos de sonidos multifónicos de distintos instrumentos de viento, y "Lo tenido" da margen a trazos sónicos más extensos, lo que produce una sensación de permanencia en el tiempo. La suite final se llama "La orquesta" y es eso mismo: toda una orquesta sinfónica recortada, rearmada y recuperada por Juan Pablo Cáceres, ingeniero estructural y compositor contemporáneo, uno de los más inquietos hombres de la nueva generación de músicos electroacústicos.
Íñigo Díaz
Juan Pablo Cáceres "Orquesta"
(2005, Garrapata Discos / Fondart).
1. La cuerda. 2. Lo gaseoso. 3. La multiplicidad. 4. Lo metálico. 5. Lo tenido. 6. La orquesta.
Personal: Juan Pablo Cáceres (computador).
Producción: Bárbara Cáceres y Juan Pablo Cáceres.
Duración: 33’55’’. |
