Hay una imagen verbal que describe un encuentro sónico que nunca se produjo: Miles Davis y Jimi Hendrix. Un documental sobre los pasos en falso que dio el trompetista grafica esa lamentable descoordinación entre ambos fenómenos como dos trenes que avanzan a toda velocidad para colisionar uno con otro, frente a frente. La dimensión del resultado del "encuentro" es difícil de imaginar a priori. Pero las locomotoras, aparentemente sobre una misma línea férrea, iban por rieles paralelos y al momento del esperado estallido pasa una al lado de la otra. No ocurre nada.
Para 1970, Miles Davis era casi una figura pop para adelantados. En la maleta de su antiguo Ferrari de 1955 no había palos de golf y su fino traje de tela italiana a la medida había quedado en casa. Su novia ya no era la elegantísima bailarina clásica afroamericana Frances Taylor. Miles Davis era otro tipo: en la maleta de su Porsche había droga dura, sus trajes eran una chaqueta de piel de cobra, unos pantalones ajustados de terciopelo, una crecida cabellera afro y su novia, un proyecto de estrella pop negra 20 años menor que él llamada Betty Mabry. Fue ella la que le presentó a Hendrix cuando Davis orientaba a su moderno quinteto hacia el post bop, con el tenorista Wayne Shorter (el mismo que volvió a tocar en Chile este año) como cerebro. Pero en 1970 ya había grabado las series flotantes de
In a silent way (1969) y la magna obra cuádruple
Bitches brew (1969). Era lógico que Miles Davis quería más rock que bop, y por eso tenía al británico John McLaughlin en la guitarra, a quien había pedido expresamente que se manifestara "como Jimi Hendrix". Por eso cuando la espera con Hendrix se dilató y Hendrix falleció ese mismo año, el encuentro se pasó de una misma línea de ferrocarril a distintas líneas.
Parte de esa búsqueda de sonido
davisiano "a la Hendrix" está muy bien desplegado en la serie de genuino jazz-rock llamada
A tribute to Jack Johnson, un gesto de respeto de Miles a uno de los grandes héroes del mundo afroamericano. En 1915, Jack Johnson había obtenido el título de los pesos pesados frente a un rival blanco, pero fue despojado de la corona en circunstancias que aún no están del todo resueltas. Una grabación al final de los 25 minutos 36 segundos de "Yesternow" decreta lo siguiente: "Soy Jack Johnson, campeón mundial de los pesos pesados. Soy negro. No me dejan olvidarlo. Soy negro. Nunca dejaré que lo olviden". En la contraportada del álbum, reeditado por enésima vez por Columbia, aparece el mismísimo púgil con gran presencia y en el interior del folleto el propio Miles Davis luego de un entrenamiento en un ring de Nueva York (¿habrá sido aquella vez en que para zafarse de un periodista insistente le aceptó una entrevista a cambio de dos asaltos en el cuadrilátero?).
La música de
A tribute to Jack Johnson es parte de un set de discos clave de Miles Davis para festejar los 50 años de la colaboración del trompetista con la multinacional Columbia. Pero derechamente Miles estuvo siempre en contra de la compañía. Jamás hubiera brindado por el contrato y el uso y abuso de la música que, a 14 años de su muerte, la disquera sigue realizando. Lo que sí se celebra es la fuerza de un Miles Davis distinto, un solista que en 1970 toca menos notas y define más silencios. Que abre segmentos para la exposición de sus
sidemen y descansa en la amplificación de los instrumentos electrónicos, como el bajo pasivo de Michael Henderson y sus precisas líneas funk (era bajista de Aretha Franklin), en el órgano de Herbie Hancock (el mismo que vino a Chile en 1998), el sonido ácido del saxo soprano de Steve Grossmann (el mismo que vino a Chile en 1972) y la estupenda visión hendrixiana de John McLaughlin en la guitarra eléctrica (el mismo que vino a Chile en 1994). La música es poderosa, constante y progresiva, como el entrenamiento de un boxeador, o como el avance de dos trenes en la tensión de la víspera de un choque dantesco. Con este saludo al campeón de los pesos pesados, y al mismo tiempo un respeto al héroe de la guitarra que nunca tuvo en su banda, Miles Davis ingresa en la histórica etapa de los años 70. La época más dura y criticada de su carrera en el jazz. Cosa que a él jamás le importó demasiado. Los teatros siempre se llenaron para escuchar este engendro de improvisación jazzística impulsada por Davis y fuerza rockera en el espíritu de Hendrix.
Íñigo Díaz
Miles Davis "A tribute to Jack Johnson" (1970-2005, Columbia/SonyBMG).
1. Right off. 2. Yesternow.
Músicos: Miles Davis (trompeta), Steve Grossman (saxo soprano), John McLaughlin (guitarra), Herbie Hancock (órgano Hammond), Michael Henderson (bajo), Billy Cobham (batería).
Duración: 52’28’’.
Producción: Teo Macero.
www.miles-davis.com
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