Hay tres jazzistas jóvenes que militan en variantes del jazz ciento por ciento modernas. El guitarrista Gabriel Feller es el solista de un "power trío" llamado El Bueno, el Malo y el Feller, capaz de experimentar con electrónica, improvisación, imagen y sentido del humor. El contrabajista Daniel Navarrete editó dos discos avant-garde. Y el baterista Nicolás Ríos debutó como líder de un quinteto como nunca habíamos visto en su formato (con vibráfono, saxo barítono y clarinete bajo), grabando obras que podrían ser consideradas "difíciles". Los tres tienen el futuro entre ceja y ceja, pero saben que también existe el pasado. Y ante tan poca memoria en la música chilena, ellos asumieron una parte de la tarea.
Feller, Navarrete y Ríos conforman la sección rítmica del último cuarteto del saxofonista antofagastino de la vieja guardia Mickey Mardones, quien lanzó su primer álbum hace unos días en una pasada por escenarios a pleno aire en las plazas de Ñuñoa. Tiene 78 años, una banda afiatada y un disco de muy buena factura de sonido e imagen (nuevamente el sello Vértice da en el blanco con sus diseños). Y por eso Mardones agradece en tocando los saxofones alto y tenor, y el clarinete en
Da gracias a la vida. Todo a su manera: Sin aspavientos, sin voz alta, sin efectismos. Sólo con el respeto por las melodías.
Entre tanto swing, dentro de
Da gracias a la vida se pierde "Gracias a la vida". Es la única composición absolutamente reconocible para el público masivo. Mucho más que el que pudiera llegar a reconocer el bolero "Vanidad", de Armando González Malbrán, compositor que está quedando peligrosamente "en el pasado" (¿alguien ha visto alguna vez una fotografía de González Malbrán?). La canción de Parra es la más versionada en Chile, y aquí está tocada en tiempo de vals por el cuarteto. "Antofagasta dormida" (de Gamaliel Guerra) y "Playa Cavancha" (de Carlos Tesorieri) son las manijas de las que Mickey se aferra para cristalizar un antiguo propósito: decir de dónde proviene. En los boliches de ambas orillas, como en Tocopilla o Arica, Mardones apareció como un joven saxofonista nuevo en los años 40. Y cuya carrera llegó tan lejos que terminó siendo uno de los tres más sólidos en el jazz de los años 50: Kiko Aldana el segundo, Carmelo Bustos el tercero de esta pequeña lista. Pero ni "Gracias a la vida", ni "Antofagasta dormida", ni "Playa Cavancha" son tan buenas como las interpretaciones que Mickey y sus músicos logran construir sobre piezas que llegan desde Norteamérica. Para un músico de jazz el swing es demasiado irresistible como para cambiarlo por un bolero o un vals. Y se demuestra en "Robin Nest" (con Mardones y Feller muy compenetrados), "When you’re smiling" (la más rápida de todo el set), "Whims for chambers" (tal vez la más "moderna" de todas) y "I’m getting sentimental", un espléndido cierre de campaña en favor de la cada vez menos recordada historia de la música popular chilena. Y entonces son Feller, Navarrete y Ríos los que tienen que agradecer a don Mickey Mardones.
David Ponce
Mickey Mardones "Mickey Mardones da gracias a la vida. Homenaje a Iquique y Antofagasta" (2006, Vértice/Fondart).
1. Playa Cavancha. 2. Robin Nest. 3. When you’re smiling. 4. Whim for chambers. 5. Antofagasta dormida. 6. Cute. 7. Autumn leaves. 8. Gracias a la vida. 9. Vanidad. 10. I’m getting sentimental.
Músicos: Mickey Mardones (saxo alto, saxo tenor y clarinete), Gabriel Feller (guitarra), Daniel Navarrete (contrabajo) y Nicolás Ríos (batería).
Duración: 56’36’’.
Producción: Pablo Valle.
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