No es casualidad que Placebo sea un grupo de rock tan visual. Y no es un juicio de valor: basta verlos para saber que el trío siempre se ha preocupado de lo aparente, y llevado a la música, lo aparente es el revestimiento del sonido. La superficie. La producción. Para ser un grupo pop, la composición no ha sido lo esencial en ellos, y su nuevo disco tampoco es la excepción.
Las baterías de Steve Hewitt son creativas: hay un gran redoble inicial en "One of a kind", el ritmo suena insistente en "Meds" y machacante en "Because I want you", donde está invitada la cantante de The Kills (el grupo de punk blusero The Kills, no The Killers). En varias canciones predominan las guitarras eléctricas, como en "Drag" o en "Infra-red", que ya están certificadas como futuros himnos de estadio, y esa misma electricidad equilibra los abundantes remansos más atmosféricos del disco, como ocurre en "Broken promise", con Michel Stipe y una bonita línea de piano como invitados.
Es cierto que éste ha sido un grupo atípico en su contexto, como su gacetilla de prensa oficial destaca con jactancia gratuita sobre grupos contemporáneos que sí pertenecen a ciertas escenas: Franz Ferdinand o Kaiser Chiefs. Es cierto que, después de
Placebo (1996),
Without you I‘m nothing (1998),
Black market music (2000) y
Sleeping with ghosts (2003), Placebo hay uno solo, porque a nadie relevante le importa tanto el efectismo en estos días. Pocos delinean sus timbres con tanto cuidado, nadie toca un rock electrónico como éste, nadie interviene sus guitarras con tantos efectos y ninguno tiene la voz dramática de Brian Molko.
Cuatro compases y cuatro acordes de guitarra anteceden a esa voz trémula al comienzo de
Meds, y la voz se impone sobre los instrumentos. Un ejemplo químicamente puro está en "Post blue". La guitarra con que empieza está amordazada por efectos. El bajo del sueco Stefan Olsdal tiene un sonido imposible más brillante. La batería suena como una textura casi palpable. La producción es a toda prueba. Y la canción es pobre: todas las estrofas se resuelven en dos acordes, como un ascensor que sube y baja de un primer a un segundo piso ida y vuelta. Si alguna vez este grupo es invitado por MTV Europe a hacer un
unplugged, va a ser recomendable dejarla fuera por aburrida.
En cambio, dramático y todo, Placebo es bueno manejando las ideas de producción: los timbres, las ideas, los silencios, las gradaciones. Son músicos con mentalidad de diseñadores. Es sólo que algo falta al momento de escribir la canción, el momento en el que Brian Molko se levanta en las mañanas con alguna melodía en la cabeza, si es que se levanta como todos los mortales, sin el delineador en los ojos ni la pedalera de efectos al pie de la cama. En ese punto de intimidad y desnudez su idea no es tan buena como todo lo que Placebo hace después para posproducir esa idea. Placebo es brillante, y tampoco es un juicio de valor, sino un hecho objetivo: brilla.
David Ponce
Placebo "Meds" (2006, Virgin/EMI).
1. Meds. 2. Infra-red. 3. Drag. 4. Space monkey. 5. Follow the cops back home. 6. Post blue. 7. Because I want you. 8. Blind. 9. Pierrot the clown. 10. Broken promise. 11. One of a kind. 12. In the cold light of the morning. 13. Song to say goodbye.
Músicos: Brian Molko (voz y guitarra), Stefan Olsdal (bajo), Steve Hewitt (batería).
Invitados: Michael Stipe (voz), Alison Mosshart (voz), Fiona Brice (arreglos de cuerdas).
Producción: Dimitri Tikovoi.
Duración: 47’59’’.
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