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The Da Vinci Code

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
En su banda sonora para la película "El Código Da Vinci", Hans Zimmer intenta crear una música tan enigmática como la mirada de la Mona Lisa impresa en la carátula del disco. El puzzle de Dan Brown, llevado a la partitura por el requerido compositor alemán, conduce por un laberinto donde la tensión va de la mano con el descubrimiento. Zimmer toma decisiones que a primera vista parecen acertadas, como restringir casi al máximo cualquier tipo de material temático, remitiéndose a algunos breves motivos melódicos y rítmicos. Es una partitura por donde se navega a oscuras, sin saber qué nota vendrá en el siguiente compás, ni qué recurso utilizará Zimmer para mantener la intriga.

La inicial "Dies Mercurii I Martius" refleja y anticipa lo que vendrá en el resto del disco, presentando los principales motivos. Las cuerdas se tornan protagonistas tempranamente, siendo tratadas de forma similar a como lo hizo Zimmer en "su mitad" de "Batman Begins" (co-compuesta con James Newton Howard), uno de los principales referentes de esta composición junto a sus trabajos para "Hannibal" y "El Aro". También se hace presente otra marca registrada del compositor: el uso de sintetizadores para reforzar (o reemplazar) el sonido orquestal. La diferencia entre el sonido programado y el instrumento interpretado se siente, y el tono clásico que por momentos alcanza se termina adormeciendo, inclinando la composición hacia el efectismo. "Fructus Gravis" es una excepción y reúne casi toda la adrenalina del disco en algunos breves pasajes, donde un ritmo frenético en las cuerdas hace recordar al mismísimo Bernard Herrmann, un acierto que sólo se repite tardíamente en "Beneath Alrischa".

Haciendo alusión a la "divinidad femenina" que conduce la narración de la novela y la película, Zimmer atinadamente le da creciente cabida en su partitura a la voz solista de la soprano israelí Hila Plitmann. En "Poisoned Chalice" sale totalmente de su escondite para entonar uno de los principales motivos de la película, mientras la sección de cuerdas le acompaña en uno de los momentos más bellos de toda la partitura. La faceta coral de la banda sonora es además una de las más valiosas, porque concede el tono sacro que se espera de un trabajo construido para un thriller de implicancias religiosas. La música procesional escuchada en "Salvete Virgines" (que no se utilizó en la versión final de la película) y, en menor medida, la rítmica "The Citrine Cross" establecen aquella necesaria referencia, sin abusar del recurso. Zimmer también recurre a un colaborador habitual, el cellista Martin Tillman, quien esta vez deja su instrumento eléctrico por uno acústico para acentuar el misterio en la sigilosa "Ad Arcana", un refresco para las anteriores "L’Esprit des Gabriel" y "The Paschal Spiral", en las que predominan texturas más densas.

El disco entra a su recta final con la culminante "Chevaliers de Sangreal", donde la voz solista de Plitmann se entremezcla con la potencia de las cuerdas y sintetizados bronces que ejecutan por última vez uno de los motivos principales de la película. Como regalo final, el disco presenta el "Kyrie for the Magdalene", la única pista que no lleva la firma de Zimmer, sino que la del compositor estadounidense Richard Harvey, más conocido por su trayectoria en largometrajes televisivos. Harvey, quien además dirigió la orquesta en las sesiones de grabación y estuvo a cargo de ejecutar los "instrumentos históricos", concluye con una sentida composición coral litúrgica, que incluso tienta a preguntarse qué habría pasado si toda la partitura hubiese estado a su cargo.

Felipe Vásquez

Hans Zimmer, "The Da Vinci Code" (2006, Universal)

1. Dies Mercurii I Martius. 2. L’Esprit Des Gabriel. 3. The Paschal Spiral. 4. Fructus Gravis. 5. Quodis Arcana. 6. Malleus Maleficarum. 7. Salvete Virgines. 8. Daniel’s 9th Cipher. 9. Poisoned Chalice. 10. The Citrine Cross. 11. Rose of Arimathea. 12. Beneath Alrischa. 13. Chevaliers De Sangreal. 14. Kyrie for the Magdalene (compuesto por Richard Harvey).

Música compuesta por Hans Zimmer. Orquesta dirigida por Richard Harvey. Coro dirigido por Nick Glennie-Smith.

Solistas: Hila Plitmann (soprano), Martin Tillman (cello), Hugo Marsh (violín), Richard Harvey (instrumentos históricos) y Delores Clay (vocalizaciones).

68’10’’

Producción: Hans Zimmer y Mark Wherry.
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