Entre otras muchas cosas, el pop es un soporte de identidad. Siempre habrá quienes canten, rasgueen, bailen o rapeen mejor que uno, y las figuras musicales trascendentes han sido lúcidas para adelantar que sería su carácter, más que tal o cual talento, lo que les permitiría llamar la atención. Qué fueron Elvis Presley, Gloria Trevi, Jorge González o los Sex Pistols sino actitud.
Justin Timberlake es un jovencito estadounidense que creció rodeado de todo aquello que, más que reforzarle a uno una identidad distintiva, anula la cierta aspereza que se necesita para forjar una personalidad poderosa. Eso incluye acceder a los referentes limitados de una adolescencia transcurrida en el sureño estado de Tennessee y conseguir la primera mesada como parte de un espacio televisivo llamado "El club de Mickey Mouse". Nada realmente arriesgado. Entre 1996 y el 2001, Timberlake fue parte del grupo *NSYNC, cuando la industria estadounidense estuvo a punto de convencernos de que serían una serie de desteñidos quintetos vocales los destinados a asumir el relevo de la beatlemanía. Por suerte, no tuvieron razón.
Justin fue luego novio de Britney Spears y ahora de Cameron Díaz, dos mujeres de atractivo discutible. Mantiene una activa carrera cinematográfica, da cuantas entrevistas le pidan y, en el tiempo que le queda, intenta forjar una carrera musical solista "creíble". Lo logra sólo a veces.
FutureSex/LoveSounds es un disco de una producción impecable, que tiene el corazón puesto en Prince tal como su anterior álbum, el mucho mejor
Justified (2002), era el homenaje de un admirador de Michael Jackson. Pero, como queda en evidencia al poco rato, es también el capricho de una estrella que no comprende que el dinero compra… casi todo: el sonido, sí; el ritmo, quizás; la actitud, jamás. Se escucha así un funk sin pulso, un rap para nada amenazante, un pop de sólo aparente vanguardia y canciones eróticas que dan un poco de risa ("
tengo a un montón de damas sexy tiradas en el piso", parte el estribillo de "Sexy ladies", como si uno fuera a creerle). Si es por escuchar el talento de Timbaland, el principal productor de este trabajo, mejor buscarlo en los discos de Missy Elliott, Aaliyah o el nuevo de Nelly Furtado. Aquí el genio afroamericano es un talento a sueldo que por mucho que acuda a recursos ingeniosos (que los hay por montones) no puede inyectarle sangre al corazón de un disco que parece bombear agua fría.
Como legiones de músicos antes que él, Justin Timberlake no es más que un blanco que quiere parecer negro. Pero no es Elvis Presley ni Mick Jagger, y sería mejor que alguien se lo hiciera ver antes de que insista en el patetismo de cantar insertando el fonema "Yo!" como si hubiese crecido en el Bronx.
Cristina Hynde
Justin Timberlake "FutureSex/LoveSounds" (2006, Jive).
1. Futuresex/LoveSound, 2. Sexyback, 3. Sexy ladies/Let me talk to you (prelude), 4. My love, 5. Love stoned/I think she knows (interlude), 6. ... What goes around... Comes around (interlude), 7. Chop me up, 8. Damn girl, 9. Summer love/Set the mood (prelude), 10. Until the end of time, 11. Losing my way, 12. (Another song) All over again.
Músicos: Justin Timberlake (voz, guitarra, teclados).
Invitados: Will.I.Am (Black Eyed Peas), TI, Three Six Mafia, Benjamin Orchestra Wright Orchestra.
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