Algo hay en común entre el metal sinfónico, el culto por lo "gótico", la sensibilidad
emo y lo que queda del nuevo metal que ya no es tan nuevo, y el modo más corto y concentrado de entender todo en uno es Evanescence. El grupo estadounidense se dio cuenta como nadie de ese espíritu común y lo tradujo a un sonido claro, definido y reconocible: eso se llama
Fallen (2003) y es su anterior disco. Y era un capital demasiado conveniente como para dilapidarlo en hacer algo muy distinto.
En
The open door todo sigue la reconocible línea del multimillonario disco previo. Hecho con estricto apego al manual, su producción es nítida e impecable, incluso en una canción que parece apartarse de esa norma como "Call me when you’re sober", el primer single. La primera de las marcas registradas es ese bloque de guitarra eléctrica que aplica Terry Balsamo siempre con el respaldo de unos teclados que imitan violines de fondo. Luego están las pinceladas de piano, y la más importante es la voz de la cantante y pianista Amy Lee, dolorosa y siempre grabada en dos voces.
Con ella el grupo sigue teniendo su arma secreta. Una cantante con carácter, feérica, bonita pero opuesta al biotipo de top model y por lo tanto más identificable para una legión de fans que se va a plegar a una canción nueva como "Lithium", una oda a la melancolía adolescente titulada con el nombre del fármaco para tratar la depresión y cruzada por versos (contradictorios) como "No quiero encerrarme dentro" y "Quiero seguir enamorada de mi tristeza". "Lacrymosa" se llama, de hecho, otra de estas canciones, y es una de las más intensas, con violines y coros sinfónicos sobrecogedores.
Evanescence termina de consagrar acá a la orquesta como un instrumento más para tocar rock dramático, y lo hacen con naturalidad pese a lo ampuloso que suena. Y, en general, el grupo agrandó la cancha a la que entró a jugar. Después de ellos, adolescentes angustiado pueden ir más allá del ruido de Korn y refugiarse sin aprensiones en las melodías tristes de Amy Lee tal vez sin saber que están disfrutando una versión de Tori Amos para principiantes y con extra guitarras. También la melancolía
dark queda más accesible con bases programadas y estribillos simples y autoadhesivos. Y las guitarras metaleras de una canción como "Cloud nine" siguen estando ahí para sostener el gesto, aunque toda rebeldía estaba cambiada por drama. A su modo, Evanescence cambió el metal. No había razón para que ellos cambiaran ahora.
David Ponce
Evanescence "The open door" (2006, Wind-up / Sony BMG).
1. Sweet sacrifice. 2. Call me when you’re sober. 3. Weight of the world. 4. Lithium. 5. Cloud nine. 6. Snow white queen. 7. Lacrymosa. 8. Like you. 9. Lose control. 10. The only one. 11. Your star. 12. All that I’m living for. 13. Good enough.
Músicos: Amy Lee (voz, piano), Terry Balsamo (guitarra), John LeCompt (guitarra), Will Boyd (bajo), Rocky Gray (batería).
Invitados: Seattlemusic (cuerdas), David Campbell (arreglos orquestales), Millenium Choir (coro), Amy Lee (arreglos vocales y programación), Carrie y Lori Lee (coros), DJ Lethal (programación).
Producción: Dave Fortman.
Duración: 47’28’’.
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