Dos años de trabajo junto a Los Miserables fueron suficientes para que Álvaro Prieto dejara en la biografía de la banda marcas ineludibles: los temas "Progreso" y "NN", dos de los más difundidos del cancionero del grupo, llevan su nombre en los créditos de composición. Siete años después de su partida, Prieto le ha puesto orden a una labor musical que afortunadamente no se detuvo, aunque ahora según los ritmos calmos y particulares que se intuyen en quien hace un tiempo decidió cambiar Santiago por una casa en Alcohuaz, pleno Valle de Elqui.
Muchas de las letras de esas canciones tienen que ver con esa mudanza. Desde su rutina rural, Prieto sigue pensando en los códigos rockeros que formaron su vocación, pero desde una perspectiva lejana a las inquietudes de quienes nos quedamos; ajena incluso a las buenas intenciones urbanas. La cantidad de referencias místicas (o claramente cristianas) en los versos de "Hazme", "Tú sabes" o "Tu cruz" son los de un autor que revisa aspectos internos con humildad y muy lejos del sermón, acaso hastiado de las causas colectivas como única opción de crecimiento. Sobre su propio oficio, Prieto canta desde ánimos diversos: hay una evaluación crítica de su paso por el punk en la elocuente "Rock de paz" ("
mi historia está muerta / y es bacán no tener / ni principios ni etiquetas / ni uniforme de panketa"; cuestionamientos vocacionales en la más delicada "Piola" ("
no tengo alternativa / Si estoy bien o estoy mal / de cantar vive mi vida / y cantaré en mi final); y sarcasmo hacia los delirios de grandeza en el gremio en la graciosa "No disc", donde un sueño reciente lo ubica en la cumbre del éxito ilusorio ("
Ozzy, Prince y Bowie brindarían por mí") para comprobar que el silencio es mucho más gratificante.
Esas letras despiertas y diversas merecen la diversidad de ritmos que Prieto ha decidido darle a su debut solista, si bien el cauce inequívoco de los trece temas es el rock, con guitarras eléctricas que quieren hacerse notar y una batería que a veces se dispara para energizarlo casi todo. Así, si las letras de
No disc remiten a una construcción individual, su sonido es claramente el de una banda. La continuidad de sonido será agradecido por los antiguos seguidores de "Tribi", pero probablemente deja en deuda un estilo de arreglos acorde con ese intimismo de textos. De Leonard Cohen a George Harrison los álbumes concebidos en retiro han regalado históricas sorpresas de fantástica individualidad. La voz solista de Prieto es capaz de sostener perfectamente su apuesta musical, y un tema como "Piola" da luces sobre nuevos caminos en las que sostenerla, uno presentado en calma y con atisbos de folclore campesino. Atrae imaginar cómo será la esencia del sonido de quien aquí se adivina como un hombre de espíritu exquisito, o al menos lo suficientemente fino para declarar que "salvar flores es mi oficio".
Cristina Hynde
Prieto "No disc" (2006, Alerce).
1. Introducción, 2. Rock de paz, 3. Ya no estoy, 4. No disc, 5. Piola, 6. Lemon flowers, 7. Hazme, 8. Tu cruz, 9. Tú sabes, 10. El verbo, 11. El fin así, 12. Te voy a encontrar, 13. End song.
Músicos: Álvaro Prieto (voz, guitarras, teclado), Patricio Silva (guitarra), Iván Nuñez (bajo), Álvaro Recabarren (batería), Joselo Flores (teclado y piano).
Producción: Álvaro Prieto
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