"Puedo componer un concierto con todas sus partes más rápido de lo que un copista tardaría en transcribirlo", alardeó en una ocasión el compositor veneciano Antonio Vivaldi (1678 – 1741). Alrededor de 250 conciertos para violín (casi un tercio de toda su producción) le sobrevivieron para probar la fecundidad de su inspiración. De esta cantidad, según asegura en sus ilustrativas notas introductorias el musicólogo Olivier Fourés, permanecen sin ser grabados unos cuarenta.
Quien ha hecho bastante por ir pagando esa deuda es el violinista italiano Giuliano Carmignola. Otra vez de la mano de sus socios de la Orquesta Barroca de Venecia, que dirige el clavecinista Andrea Marcon, regresa para estrenar fonográficamente cinco conciertos para violín, cuerdas y bajo continuo.
Las obras presentadas, que ocupan los números 190, 217, 303, 325 y 331 en el catálogo de Ryom (
Ryom Verzeichnis, RV), se caracterizan por la variedad de los recursos empleados por Vivaldi en su creación. En estos conciertos influyen aires populares, estilos extranjeros como el francés y reminiscencias de las obras vocales del apodado
Il Prete Rosso. Los movimientos rápidos destacan por sus exploraciones armónicas y su lenguaje cargado de persuasivos efectos. Los lentos, en tanto, están plagados de bellas sutilezas tímbricas y conmovedoras melodías.
El desempeño del profesor Carmignola está a la gran altura que lo ha hecho justamente reconocido como una estrella en el repertorio barroco italiano. Luce un nivel virtuosismo capaz de pasmar a los oídos más entrenados, el cual, ahí radica su mayor gracia, nunca deja de estar al servicio de la música. Aquí no hay espacio para lucimientos narcisistas, y cada ornamento y vertiginosa agilidad sorprende tanto por su precisión, como por su espontaneidad. Y cuando se trata de abordar los movimientos centrales, hace relucir sin temores la belleza de su sonido, con gran calor expresivo.
El magnífico acompañamiento a cargo de la Orquesta Barroca de Venecia engrana a la perfección con la propuesta del solista. Es en rendiciones como éstas que el adjetivo "idiomático" cobra toda su dimensión, pues el colorismo y la riqueza descriptiva que entrega este conjunto insuflan una vitalidad desbordante en las obras de su ilustre antepasado. Particularmente destacable es el apoyo que entrega el laúd de Ivano Zanenghi al bajo continuo, plenamente audible gracias a la asombrosa grabación, ejemplo de claridad, equilibrio y definición.
Este nuevo triunfo de Carmignola, la Orquesta Barroca de Venecia y el director Andrea Marcon hace desear que las incursiones de este equipo en el repertorio aún no grabado de Antonio Vivaldi continúen. Salud por lo lejos que han quedado los tiempos del redescubrimiento del
Cura Rojo, en los cuales lo único que se interpretaba eran los conciertos iniciales de su Op. 8, las célebres "Cuatro Estaciones", más uno que otro de su Op. 3. Y salud por la excelencia alcanzada por la alguna vez resistida corriente de interpretación con instrumentos de época.
Pablo Arce
Giuliano Carmignola, Orquesta Barroca de Venecia, Andrea Marcon "Vivaldi: Conciertos para violín" (2006, Archiv Produktion).
1. Concierto en Sol menor, RV 331, I) Allegro. 2. II) Largo. 3. III) Allegro. 4. Concierto en Do mayor, RV 190, I) Allegro. 5. II) Largo. 6. III) Allegro. 7. Concierto en Sol menor, RV 325, I) Allegro molto. 8. II) Largo a piacimento. 9. III) Presto. 10. Concierto en Re mayor, RV. 217, I) Allegro. 11. II) Largo. 12. III) Allegro. 13. Concierto en Sol mayor, RV 303, I) Allegro molto. 14. II) Largo. 15. III) Allegro.
Duración: 58’14’’.
Producción y edición: Hans Bernhard Batzing.
Ingenieros: Ulrich Vette e Ingmar Haas. |