Al imaginar un dantesco encuentro en el Más Allá entre el compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky (1840 – 1893) y su contemporáneo, el reverenciado crítico musical Eduard Hanslick (1825 – 1904), resulta imposible no visualizar una sonrisa de satisfacción en el rostro del creador de "Cascanueces". Mal que mal, su Concierto para violín en Re mayor, Op. 35, continúa siendo una de las piezas más apreciadas y populares a 125 años de su estreno, ocasión en la que Hanslick dijo, entre otras cosas, que esta obra "nos coloca en medio del brutal y miserable regocijo de una fiesta rusa" y que "nos da la espantosa idea de que puede haber música que apeste al oído".
Jóvenes como la aclamada violinista alemana Julia Fischer (Munich, 1983) continúan contribuyendo en nuestros días a la gloria terrenal de Tchaikovsky, como da fe este espléndido registro en Super Audio CD híbrido. En éste se incluyen, además del concierto ya mencionado, otras dos piezas para violín orquesta ("Sérénade mélancolique", Op. 26, y "Valse – Scherzo", Op. 34) y otra para violín y piano ("Souvenir d’un lieu cher", Op. 42).
Sobre la base de unos
tempi que huyen de las velocidades vertiginosas de otras versiones como la de Jascha Heifetz, Fischer triunfa con una lectura que privilegia el lirismo y una expresividad volcada hacia lo íntimo, como queda plasmado en el evocador y elocuente segundo movimiento,
Canzonetta. Esto no significa de ninguna manera que los fuegos artificiales de los movimientos externos no sean resueltos con una habilidad pasmosa. Su perfección técnica, siempre al servicio de la música y no del lucimiento narcisista, le permite acometer con impecable afinación todos los efectos requeridos por esta demandante obra. Ahí está como muestra la endiablada
cadenza del primer movimiento, con sus armónicos y dobles y triples cuerdas, magníficamente interpretada.
Bajo la batuta del director ruso nacionalizado estadounidense Yakov Kreizberg (que dirigió a la Orquesta de Filadelfia en el Teatro Municipal de Santiago en 2003), los efectivos de la Orquesta Nacional Rusa brindan un acompañamiento ideal, por su idioma y precisión. El altísimo nivel de las interpretaciones se mantiene en las otras dos obras con orquesta (bellísima lectura de "Sérénade mélancolique") y también en "Souvenir d’un lieu cher", que cierra el programa, donde Kreizberg demuestra que sus dotes de pianista acompañante brillan con la misma autoridad que las virtudes que despliega sobre el podio.
A su meteórica y admirable carrera de "estrella en ascenso" Julia Fischer agrega un logro fonográfico que se puede ubicar con orgullo en el estante de discos, junto a las referencias de Oistrakh, Milstein y el ya mentado Heifetz.
Pablo Arce
Julia Fischer "Tchaikovsky: Concierto para violin y otras obras" (2006, PentaTone Classics).
1. Concierto para violín en Re mayor, Op. 35: I) Allegro moderato. 2. II) Canzonetta (Andante). 3. III) Finale (Allegro vivacissimo). 4. Sérénade mélancolique, Op. 26, para violín y orquesta: Andante. 5. Valse – Scherzo, Op. 34, para violín y orquesta: Allegro (Tempo di valse). 6. Souvenir d’un lieu cher, Op. 42, para violín y piano: I) Méditation. 7. II) Scherzo. 8. III) Mélodie.
Duración: 68’25’’.
Intérpretes: Julia Fischer (violín), Orquesta Nacional Rusa, Yakov Kreizberg (director, pistas 1 a 5; piano, pistas 6 a 8).
www.juliafischer.com
www.yakovkreizberg.com
www.rno.ru |
