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Ocean’s thirteen

28 de Agosto de 2007 | 17:41 |
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Ya son tres las películas de la misma marca que ha tenido que musicalizar el norirlandés David Holmes, un desafío no menor en términos de evitar la repetición del material ya exhibido y, por cierto, por la necesidad de refrescar las mismas ideas que ha venido utilizando en dos largometrajes previos. Habitual DJ en los bares de Belfast, Holmes no se desliga de esa faceta noctámbula del lounge al crear una banda sonora coherente en sí misma para este filme (estrenado en Chile como Ahora son trece), con ritmos donde predomina la base electrónica pero que deja absoluto protagonismo al bajo, ya sea acústico o eléctrico.

Las influencias de las bandas sonoras policíacas y de espionaje de Lalo Schifrin, John Barry, Quincy Jones y hasta Isaac Hayes en la década de 1970 son evidentes. Más ostensibles aún al notar las ocasionales apariciones de flautas y el inconfundible sonido del piano Fender Rhodes, pero en general simplemente "se siente" en los ritmos. Tan notable es este aroma setentero –renovado con elementos electrónicos– que cuando llega el momento de escuchar el track "Caravan" prácticamente no se puede diferenciar con el resto del material de Holmes, aunque este tema haya sido escrito 36 años antes con visible inspiración "morriconiana".

De alguna forma esta tercera película, que retorna físicamente a las locaciones en Las Vegas y tiene entre su reparto a actores como George Clooney, Brad Pitt, Matt Damon y Andy García, también significa un regreso de Holmes a revisar el material que presentó en el largometraje original (Ocean’s eleven, 2001) y desligarse en parte del segundo (Ocean’s twelve, 2004), transcurrido en Europa. Pistas como "Not their fight", "Benedict returns" y "Kengsinton chump" son una continuación natural de "La gran estafa", con un bajo casi calcado en este último ejemplo.

Esta banda sonora se caracteriza por los cortes breves (apenas un tema de Holmes supera los tres minutos), lo que inicialmente resulta algo incómodo, pero que no daña la escucha por tratarse de un disco bastante nivelado y que fluye de forma natural. Una de las pocas interrupciones es una versión electrónica del "Claro de luna" de Debussy por Isao Tomita, al más puro estilo Vangelis, que saca en parte –no del todo– del contexto. El disco cierra con "This town" de Frank Sinatra, una idea nada alocada ante la participación del cantante en la película original de 1960 con el resto del "rat pack". Todo concluye con una pieza instrumental de The Motherhood, "Soul town", que no dista mucho del trabajo incidental de Holmes.

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