Juan Pablo Arredondo (guitarra), Cristóbal Rawlins (teclado), Fernando Arredondo (voz) y Francisco Matta (batería y voz) son desde 2007 los nuevos sobrinos de Tío Lucho
Lore GataFestivales emergentes, fiestas con DJs, conciertos auto-producidos, ferias de moda independiente: todos los caminos para tocar son válidos con Tío Lucho, uno de los grupos rockeros que más seguido sale a empapelar paredes de la ciudad con anuncios de sus actuaciones. Tras seis años de vida y con el disco Cabrón de jungla (2006) como aval, ni siquiera el contratiempo reciente de perder a dos músicos logra detener a esta banda. Lo que logra es transformarla.
"La banda se ha revitalizado", dice Fernando Arredondo (voz), integrante del grupo junto a Cristóbal Rawlins (teclado), Francisco Matta (batería) y el recién incorporado guitarrista Juan Pablo Arredondo, más conocido como Mecha de Clavo. Proveniente de su puesto titular en la longeva banda punk Fiskales Ad Hok, Mecha se sumó en mayo último, tras la partida en enero de Antonio Poño Ortiz (guitarra) y Álvaro Castillo (saxo), los hombres con quienes Tío Lucho patentó un reconocible sonido de punk, surf y rock and roll con timbres de órganos, saxos y mucha juerga en vivo.
"Teníamos que entrar como una banda nueva. No podíamos intentar lo que hacíamos antes, por sonido y por banda. Apenas empezamos a tocar solos ya era otra energía, mucho más desinhibida entre nosotros", compara el tecladista. En efecto, con canciones como "Vil", "Google" y "Desperdicio", el nuevo repertorio se inclina hacia un ritmo más bailable en lugar del punk de canciones previas como "Mal nacido", con cuyo video Tío Lucho fue además uno de los finalistas del Primer Concurso del Videoclip Chileno, organizado este año por el sitio Suena.cl y la Universidad Católica.
–¿Cómo se ha acoplado el guitarrista nuevo?
Matta: "Antes las guitarras eran casi puro riff: iban acompañando y el saxo hacía la melodía. Ahora la pega del guitarrista es doble: tiene que hacer el riff y la melodía".
–Todo coincidió con que el grupo se fue del sello Algo Records a fin del año pasado. ¿Eso fue más una anécdota?
Rawlins: "No sé si tanto. Creo que para el próximo disco necesitamos otro modo de grabación: tenemos que buscar un mecenas que nos pague esta primera parte que es grabar".
Matta: "Pero aparte de eso no agravó la situación. En su momento, para la anécdota, llovió sobre mojado porque se estaban yendo dos músicos y días antes nos habían echado del sello. Todo muy junto. Pero en realidad eso es bueno, porque te obliga a moverte. Si no, habríamos seguido seis meses presentando los temas de Cabrón de jungla, no se habría generado esta nueva energía".
En la versión 2007 de Tío Lucho además de nuevo músico hay nuevo instrumento: es el interespacial teclado de mano que Cristóbal Rawlins está usando desde este año, comprado a un integrante de cierto grupo sound curicano llamado Aroma. "Tiene una figura más dinámica en el escenario", dice el tecladista. "Nunca lo había probado y tampoco había visto muchos ejemplos".
–¿Qué ejemplos habían visto?
Tío Lucho: "Devo".
Rawlins: "Y además en otros estilos de música, como new age o sound".
–¿Te gusta que tenga una connotación entre new wave y sound?
Rawlins: "A mí me gusta que tenga una connotación galáctica. Es un instrumento futurista, no es vintage (antiguo), y ese lenguaje no me incomoda. Es como un instrumento del espacio, puedes usar el sonido que quieras y nadie lo reconoce. De hecho ese teclado no suena, tengo que usar un módulo aparte para generar los sonidos".
–¿El sonido punk les sigue interesando?
Rawlins: "Punk es la actitud, y estamos transformando la música".
Matta: "Estamos transformando la temática también. Pero la idea es mantener la actitud y el sonido de Tío Lucho, que no es para estar sentado, sino todo lo contrario".
Rawlins: "El punk está ultra presente, pero ha limitado un poco nuestro espectro musical. Tenemos que salir incluso más de la forma tradicional del punk para expandir el mensaje".
–De hecho varias canciones suenan con platillos y cencerros más bailables.
Rawlins: "Más disco".
Arredondo: "Todas las bandas tienen un poco esa pasada dance, que también nos interesa explorar. Que la gente baile es una buena instancia para la música que hacemos".
–¿Para el cantante también es distinta esta nueva etapa?
Arredondo: "Sí, en estos nuevos temas tengo que variar mi forma de interpretar y buscar otras vetas musicales. Eso te puede situar como un instrumento más, más allá de ser un frontman revoltoso o del escándalo del show".
–¿Entonces el guitarrista de los Fiskales no llega a reforzar el lado punk rock?
Matta: "Más pensamos en que es un guitarrista muy versátil. Tenemos la tranquilidad de decirle ‘Este tema es medio funky’ y que haga al tiro siete formas de tocar James Brown. Ahora la banda tiene más carácter. A pesar de no tener el saxo, que también le da harto carácter, ahora hay cuatro shows arriba del escenario".
–Es un detalle de su parte que hayan mencionado el saxo. ¿Cuál es el sentimiento de Tío Lucho hacia los músicos que se fueron?
Matta: "Buena onda. Si éramos amigos de chicos. El sentimiento hacia ellos es buenísimo… de hecho fue mejor que se fueran".
–¿Cómo?
Matta: "Sí, porque ellos no estaban tan contentos tocando, supongo, y nosotros no estábamos avanzando todo lo que teníamos que avanzar".
Rawlins: "Fue un elástico que se cortó".
–¿Y qué les pasa con Cabrón de jungla, ya no escuchan ese disco?
"No, bien", dice Fernando Arredondo. "Igual es una etapa que había que quemar", concluye Matta, y Rawlins está de acuerdo: "Quemé ese disco en el microondas", sonríe.