Felipe Braun y Luciano Cruz-Coke, los gestores del proyecto.
El MercurioSANTIAGO.- En 2001, Felipe Braun y Luciano Cruz-Coke ya acumulaban un nutrido currículo como actores de teleseries. Sin embargo, el hito principal que anotaron ese año no tuvo que ver con la interpretación de tal o cual galán.
Braun y Cruz-Coke anunciaban a comienzos de ese año que entrarían asociados y de lleno al mundo de la empresa teatral y de la gestión cultural, para lo cual habían adquirido una vieja casona de calle Lastarria, en la que antes había funcionado una de las sedes de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica.
El proyecto se materializó apenas meses más tarde, bajo el nombre de Lastarria 90, una sala que nació para acoger las obras de compañías emergentes y sin confesar fin de lucro alguno.
Desde entonces ya van seis años, y el proyecto no sólo sobrevivió, sino que además se transformó en uno de los lugares fundamentales de la cartelera teatral santiaguina. Por esto, los encargados de la sala decidieron comenzar a registrar esa historia, un paso que hoy darán con el lanzamiento del libro "Lastarria 90: Temporada 2006", que indaga en cada uno de los montajes que durante ese año formaron parte de la programación del espacio.
El ejemplar da cuenta —a través de un ensayo visual de la temporada— de la visión del proyecto y la experiencia teatral que ahí se ha gestado desde su fundación.
"Lastarria 90 es el único teatro en el país que se presta gratis. Durante estos siete años de gestión, nuestro objetivo ha sido brindar un espacio como aquel con el que nos hubiera gustado contar cuando comenzamos nuestras carreras: Un espacio-laboratorio, un lugar donde poder recurrir sin miedo a equivocarse, sin temor a no poder financiar ideas de vanguardia", dicen Luciano Cruz-Coke, Felipe Braun y Juan Carlos Salfate en el prólogo del libro.
Las fotografías fueron realizadas por Francisco Bermejo, y el libro además cuenta con ensayos de los actores Héctor Noguera, Alejandro Castillo y Pablo Casals; de la directora general del Festival Santiago a Mil, Carmen Romero; y del crítico de teatro y danza, Javier Ibacache.