El director japonés Takeshi Kitano demostró su buen humor en el marco del Festival de Venecia.
EFE
VENECIA.- El japonés Takeshi Kitano, uno de los maestros del cine actual, reconoció que sus filmes tienen al menos dos puntos débiles: las comidas y las mujeres.
"No soy capaz de rodar bien las escenas de gente comiendo. Hay directores que lo hacen estupendamente, pero no es mi caso", admitió Kitano (Tokio, 1947) durante una rueda de prensa en Venecia, donde presentó hoy fuera de concurso en la 64ª Mostra de Venecia su última obra, "Glory to the Filmmaker!".
Ganador de más de cuarenta premios con sus trece largometrajes, el actor, realizador y guionista nipón explicó que "hay directores que filman magníficamente las secuencias de almuerzos y cenas", pero en su caso, le resulta arduo enlazar los planos de modo que los diálogos y acciones sean de su gusto.
"Es un punto débil de mi cine, al igual que filmar personajes femeninos", añadió Kitano, que en gran parte de su filmografía se ha centrado en las facetas más violentas del ser humano, prácticamente siempre encarnado por caracteres masculinos.
Durante el rodaje de "Glory to the Filmmaker!", una historia dividida en siete partes que incluye en su temática la filmación de una película, Kitano descubrió otra ingrata faceta del cine. "Era muy difícil rodar con niños, porque no me atendían, tenía que gritarles todo el rato. Pero, al final, creo que quedó bien", precisó.
"Glory to he Filmmaker!" forma parte, según Kitano, de una trilogía cuya primera parte fue su anterior obra, "Takeshis" (2005), con la que aspiró al León de Oro y que sigue una línea distinta a sus anteriores filmes.
El problema era que "Zatoichi" (2003), una historia de acción sobre un samurai ciego protagonizada por el propio Kitano, que le valió un premio al mejor director en Venecia, "tuvo tanto éxito que no sabía muy bien qué hacer a continuación".
Ganador de un León de Oro en 1997 por "Hana-bi", está embarcado ahora en una fase más experimental, como este "Glory to the Filmmaker!". En esta película "he intentado quebrar la línea temporal y convertir el tiempo en piezas de un puzzle. Es una intención que podría definirse como cubista", explicó.
También echa mano de la ironía en alusión a sí mismo, algo que no le supone gran problema. "Ya hice muchos programas de televisión en los que tenía que reírme de mí mismo", apuntó en recuerdo de su experiencia a finales de los '80 en concursos como "Takeshi's Castle", donde presentaba diferentes pruebas encaminadas a que los participantes acabaran estrellándose, embadurnados o cayendo de cabeza al agua.