Guitarrón a lo poeta es un nombre compuesto que da cuenta de los oficios de Manuel Sánchez. El canto a lo poeta es el universo en el que se ha formado este cantor chileno, discípulo de hombres como Francisco Astorga: es la conjunción de dos disciplinas inmensas como el canto a lo divino, que comprende la poesía y el canto popular de inspiración religiosa, y el canto a lo humano, que es el mismo verso aplicado a las cuestiones terrenales, con la paya como su manifestación más popular. Y el guitarrón, esa "guitarra grande" de 25 cuerdas que sólo existe en Chile, es una herramienta principal de todas estas artes, otra fuente de sabiduría encerrada en un instrumento que se ha mantenido por siglos vigente.
Pero guitarrón y canto a lo poeta tampoco abarcan todo el contenido de esta música. Su primer disco (Verso libre, 2000) cumple siete años y ya entonces Manuel Sánchez se iniciaba como autor; aquí también retoma esa veta. Más allá de conocer y amar la raíz, el cantor también es un creador que puede elaborar a partir de esos materiales. La entonación ancestral de "Alúmbrame, luna llena", las melodías también tradicionales de "Alas entre tierra y cielo" y la cascada cristalina del guitarrón que llega a sobrecoger al comienzo de "El mosto del amor" son todas del folclor. Pero la melodía de "Ay Gabriela de los montes" es original, Sánchez cambia por completo la armonía tradicional y hasta el timbre del guitarrón para aventurarse en el rock y traduce "El cigarrito" de Víctor Jara al guitarrón y al rabel –otro tramado de cueras misterioso– de José Cabello, experto nacional del instrumento y compañero suyo en el Ensamble Tradicional Chileno.
Manuel Sánchez consigue con belleza el equilibrio entre la tradición y la nueva creación. Y da un ejemplo claro cuando se vale de una entonación de Sergio Cerpa, El Puma de Teno, uno de los más experimentados payadores chilenos, para conjugar puras esdrújulas propias en su canción "Pragmático" y hasta deslizar de paso un guiño a la "Mazúrquica modérnica" que escribió Violeta Parra. "Tú puedes hacer lo que quieras con el guitarrón", ha dicho. "Pero antes de experimentar tienes que saber de qué se trata y conocer todas las entonaciones. Si cualquiera toma el guitarrón sin aprender cómo lo tocan los viejos y se pone a hacer otra cosa, por ahí el instrumento se puede desvirtuar". A sus 34 años, Manuel Sánchez respeta porque así aprendió el guitarrón. Y su otro instrumento es la voz. Cuando entona y cuando recita, es una voz joven pero que suena enraizada en la tierra.
