Woody Allen presentó en Toronto su más reciente largometraje, ''Cassandra's Dream''.
Reuters
TORONTO.- Woody Allen admitió ser un cineasta "perezoso", que prefiere mirar un partido de básquetbol antes que realizar una obra perfecta, en la presentación de su nueva película "Cassandra's Dream" en el festival de cine de Toronto.
"Soy perezoso. Ruedo mis escenas y vuelvo a casa para continuar con mi vida. Por la mañana voy al plató, preparo las escenas, los actores llegan, actúan, y si está bien no veo motivos para ir más lejos", declaró muy serio el director estadounidense a la prensa.
"No digo que sea un buen hábito, sólo que no tengo la paciencia para realizar las cosas como todo el mundo. La gente suele ser más meticulosa que yo. Filman una escena desde un ángulo, después desde otro, luego con la cámara al hombro, y un gran plano, seguido de otro gran plano extremo... realizan en uno o dos días lo que se puede hacer en dos horas", añadió este ícono del cine.
Allen presentó en Toronto "Cassandra's Dream", donde Colin Farrell y Ewan McGregor se ponen en la piel de dos jóvenes hermanos británicos dispuestos a matar a un hombre para "prestar servicio" a su riquísimo tío estadounidense.
Ni el primero, desesperado por sus deudas de juego, ni el segundo, deseoso de satisfacer el gusto por el lujo de una bella chica, imaginan por un segundo las consecuencias que tendrá ese crimen sobre sus vidas.
Desde "Toma el dinero y corre" ("Take the Money and Run") en 1969, Allen realiza en promedio una película por año, incluidas las clásicas "Annie Hall", "Manhattan", "Zelig" y "Hannah y sus hermanas".
"No soy perfeccionista", admitió Allen, flanqueado por las estrellas de su película. "Probablemente hicimos menos tomas en esta película que las que hice para una sola escena de 'Miami Vice'", bromeó Colin Farrell.
"Hago cine por los motivos más superficiales del mundo, para conocer mujeres y evitar trabajar... No he hecho cine por aspiraciones nobles sino por estos bajos motivos", aseguró Allen, de 71 años, al ser interrogado por la prensa sobre su carrera.
"He decidido que mi vida era más importante, mi familia, mis hijos, el clarinete, los partidos de básquetbol y de béisbol. Todas esas cosas superficiales son más importantes que hacer una película perfecta", explicó.
El realizador neoyorquino se ha negado siempre a seguir el juego de Hollywood, prefiriendo hacer un filme con 15 millones de dólares y mantener el control sobre el mismo antes que plegarse a las exigencias de los grandes estudios para aumentar a 40 o 100 millones de dólares el costo de su producción.
"Siempre dije, y la gente pensaba que bromeaba, que lo único que me separa de la grandeza soy yo mismo. No hay excusas si no hago un buen trabajo, no puedo culpar a los otros", explicó Allen, que filmó sus últimas tres películas en Londres luego de pasar toda su vida con Nueva York como escenario.
"En los últimos años los estudios (en Estados Unidos) comenzaron a decirme: 'mira, ya no queremos ser solamente banqueros, darte dinero en una bolsa marrón a cambio de una película, queremos saber de qué trata la película y quién actuará'", lamentó Allen, al explicar la elección de Londres, donde a sus productores "no les importa saber quién actúa en las películas o de qué tratan".
Woody Allen ha sido nominado 21 veces a los premios Oscar, galardones de los que siempre renegó y que ganó en 1977 como Mejor Director y por Mejor Guión de "Annie Hall" y en 1986 por el guión de "Hannah y sus hermanas".