La voz teñida de tabaco de Luis Flaco Morales da la bienvenida con un recitado de sus cuecas. Luego de a poco se suman las melodías sentidas de Lucy Briceño y Silvia La Trigueña y los timbres añosos de cantores como Mascareño y Benito Núñez, en el muestrario popular de Valparaíso que es el segundo disco de La Isla de la Fantasía. En el cerro San Juan del puerto está situado este lugar, que más que una isla es la casa donde, con Núñez como anfitrión, se juntan desde hace años los músicos de la vieja guardia porteña.
Los títulos de sus discos, Cuecas porteñas (2001) y A cueca limpia (2007) tienen la cueca en común, pero el nuevo es un mejor retrato del puerto por su variedad. Permeable más que una ciudad interior a las influencias viajeras, Valparaíso se escucha aquí en una milonga instrumental y en la tonada "Qué bonita es mi tierra", del porteño Luis Bahamonde, con el mejor arreglo de guitarra del disco para la voz de Silvia La Trigueña. También en el bolero "Que te vaya bien" con una apasionada Lucy Briceño, y en los foxtrot de Juanín Navarro, ex carabinero y cantor porteño. El vals se enseñorea en la infaltable "Fina estampa", en "El espejo de mi vida", del peruano Felipe Pinglo, grabado ya en 1960 por Los Vargas y donde hoy Mascareño encarna al veterano protagonista de la historia; en "Peruanita bonita", vals peruano escrito por el chileno Vicente Bianchi y cantado con auténtico sabor por Silvia La Trigueña y su marido, el guitarrista peruano Carlos Dávila; y en "El mirlo", rara y desgarrada aparición solista de Benito Núñez, el dueño de casa.
Sostenedora de gran parte del disco es la figura espigada de Flaco Morales, no sólo porque es autor de las letras de todas las cuecas –A cueca limpia es de hecho su libro de cuecas aún inédito–, sino porque además canta y toca desde guitarra a acordeón y el escaso requinto a la hora de los boleros. El joven guitarrista y cantante Bernardo Zamora, iniciado como productor del primer disco, ya es un integrante más del elenco, y éstas son cuecas con batería, instrumento a cargo de Elías Zamora, cantor y además integrante de Los Paleteados del Puerto. En total, es la mejor delegación de la cueca de la orilla del mar, y su segundo disco es una prueba de que en Valparaíso este ritmo no sólo tiene otro pulso, más pausado, menos malicioso incluso. Tiene además su lugar ganado entre los cuatro puntos cardinales de la cueca urbana: la Estación Central, el matadero, La Vega y el puerto.