SANTIAGO.- Algunos pueden preguntarse qué hace un conductor radial en una silla de director, pero la verdad es que los inicios de Roberto Artiagoitía, mejor conocido dentro y fuera del dial como El Rumpy, estudió comunicación audiovisual y trabajó varios años bajo el alero del cineasta Ricardo Larraín.
Por eso no es de extrañar que la sed cinematográfica se le haya contagiado y que, años más tarde, sea él quien grite "acción" en la que es su ópera prima: "Radio Corazón", una cinta dividida en tres historias que guardan en común su origen en el programa radial "El chacotero sentimental".
Comedia y drama se fusionan en esta película que también sirve para mostrar la escala completa de grados que utiliza el conductor en su programa radial, aunque lo que su director más valora es esta forma de hacer un cine "de la gente", contando historias que se originaron precisamente desde el público.
- No muchos saben que por varios años trabajaste con el cineasta Ricardo Larraín ("La Frontera") haciendo comerciales e incluso hay una dedicatoria para él en la película.
"Claro. Yo trabajé muchos con él y era mi primer trabajo. Para uno el primer jefe, por bien o por mal, lo marca mucho. Después nosotros seguimos siendo amigos hasta el día de hoy. Él ha estado muy presente (en la película), pero más que yo le muestre el guión y él me diga cómo hacerlo, es una cosa más de la presencia en el tiempo, de la amistad y de cariño".
- También tuviste experiencia en televisión haciendo cortos para el programa Noche de Juegos. ¿Te sirvió bastante como experiencia previa?
"Sí, claro, eso fue muy importante, porque tenía que hacer llamadas de mi programa que duraran ocho minutos, escribirlas, dirigirlas y mostrarlas. Era echar a andar una máquina que duró 21 capítulos, en semanas. Entonces era mucho tiempo escribiendo, dirigiendo, montando, mezclando y sacando. Era ¡vamos, vamos vamos!... Como es la tele".
- Pero "Radio Corazón" viene a ser tu pérdida de la virginidad cinematográfica.
"Absolutamente. La tele no se parece en nada a lo que es el cine".
- ¿Qué fue lo más complejo en este proceso?
"Lo más complejo son los tiempos que toma el cine. Desde que tenía un guión que estaba bueno (en el que había trabajado dos años y medio), hasta que se filmó, pasó un año. Y después desde que yo terminé de filmar pasó otro año hasta estrenarla. Los tiempos son todos de mediano plazo. 'Esto no es para mañana, es para el otro mes, para la otra temporada. Tranquilito, es para el invierno. Es primavera y para el invierno próximo va a salir'. Entonces es súper difícil, porque hay veces que uno dice 'filmemos', pero no. Eso es difícil. Pero también cuando uno tiene la historia clara, es muy natural dirigir a los actores. El tiempo, después de todos estos medianos plazos, juegan a favor de tener clara la historia".
- La película mezcla momentos cómicos con situaciones bastante dramáticas. ¿Se hace muy difícil mezclar estos dos extremos en una misma película?
"Fue concebido así. En el minuto en que tú te planteas hacer una historia en la que va a estar Daniel Alcaíno y Daniel Muñoz, está medio claro. La cosa corre medio solita. Incluso para el Daniel Alcaíno habían cosas que no estaban marcadas tan cómicas. Te lo digo súper de verdad. Había un par de chistes medios claros por ahí, pero este mono empieza a disparar con metralleta chistes. Toda la huevada del pelícano, de la sandía de paine, todas esas son cosas que él tira y en la toma siguiente se olvida, porque esa es la forma que él tiene de trabajar con sus personajes: entran a escena, disparan y se van. A la vez el drama está en las historias. Cuando yo le plantee a la Tamara (Acosta), a la Amparo (Noguera) y al Felipe (Braun) hacer esta historia, empezamos a darle un tono desde lo fino, que fuera una historia muy cuidada, que no hubieran cosas vulgares, porque la familia no era vulgar ni las palabras utilizadas son vulgares, porque la historia era muy fuerte. Entonces se fue mezclando por las historias, pero también por los actores".
- Se ve en la película cómo en las primeras historias se arman las típicas parejas de amigos que dan el tono cómico (Muñoz-Alcaíno y Cantillana-Piña), mientras que los personajes femeninos están más cargados al lado dramático ¿Fue algo intencional o natural?
"No pretendí nunca que las mujeres hicieran cosas serias y los hombres cosas cómicas. Para nada. Ahora que me lo dices tienes razón (ríe), pero no creo que sea así desde el inicio. Lo que pasa es que nosotros planteamos el personaje de Sergio Piña (en la segunda historia) que fuera este misógino de caricatura, para justamente hacer el tránsito con Alcaíno (de la primera historia), para que no pasáramos a un corte. Es que nos diera los matices para ir pasando. El otro medio... incluso no son dramas, yo creo que hay una angustia muy grande. Yo siento que no es un drama, porque todo el personaje que hace Sandra (Di Girólamo), la mamá de Federico (Cantillana), cuando viene de vuelta en el auto con la Manuela (Juana Viale), todo eso ya es angustia. Ella está ahogada, más que sentida".
- La película tiene como eslogan que es dirigida al país. ¿Crees que estas historias pueden pasarle a cualquier chileno?
"Es que estas historias le sucedieron a cualquier chileno. Por eso vienen de donde vienen, de la gente. Estas historias no se me ocurrieron a mi. No fue que Pablo Illanes y yo nos dijeramos ¿de qué vamos a hablar? Sino que yo le dije: "mira, tengo estas historias. Hagamos una película". Está dirigida al país, porque viene de ellos. Por eso estamos haciendo las funciones y los estrenos de esa manera, por eso estamos haciendo que la avant premier sea abierta, no sólo para los 400 huevones que van a todos los estrenos. Sino que vayan todos los que quieran. Y por eso estamos haciendo funciones en provincias. Es porque las historias transcurren fuera de Santiago, dos de tres. Es devolver la mano al origen de las historias".
- Llama también la atención de que, pese a la larga gestión del proyecto, existan alusiones a temas de agenda más recientes, como el Transantiago.
"Sí poh. De partida todo lo de la pastilla del día después, fue hecho medio adelantado. ¡Eso fue escrito como el 2005 o 2004! Con Pablo (Illanes) nos dijimos, eso no se va a resolver ahora. ¡Tiremos esto y que las pendejas vayan para allá! Y lo del Transantiago lo hicimos este año. Pero la idea de que ellos en el kioskio estuviesen esperando micro estaba desde antes, pero después lo del Transantiago nos ayudó".
- Si tuvieses que aplicarle un grado a la película, ¿cuál sería y por qué?
"Yo creo que tiene todos, todos en su justa medida. ¡Tiene hasta 'dragón'! Tiene todos los grados, de hecho".