Claudia Pereira dio la nota azul en una noche de números rojos.
El MercurioGrandes expectativas se habían generado en torno a la visita a nuestro país desde Alemania de la “Cantoría de San Juan de Dusseldorf para ofrecer el oratorio “La Creación” de Franz Joseph Haydn.
Estas se fundaban en el hecho de que este famoso y bello oratorio no se escuchaba desde hacía tiempo en nuestras temporadas, siendo además la ocasión de escucharlo en la versión de uno coro alemán.
Wolfgang Abendroth, dirige el conjunto desde el año 2002, y ha realizado giras europeas con él. La presentación se realizó junto a la Orquesta de Cámara de Chile y Claudia Pereira (soprano), Iván Rodríguez (tenor) y Patricio Sabaté (barítono), en el marco de la temporada de conciertos de la Fundación Beethoven.
Hacer un análisis del concierto no es cosa sencilla, pues en el caso del coro nos encontramos con un coro amateur. Se vio entonces muy alejado de las expectativas, con una técnica vocal muy básica y voces muy poco perfiladas, con dificultades en los agudos y de volumen escaso (fueron sobrepasados por la orquesta en varias oportunidades). Aunque, a favor, está el hecho de ser bastante afinados.
Sus mejores momentos fueron en las secciones piano, de importante musicalidad.
El rendimiento de la Orquesta de Cámara de Chile estuvo también muy alejado de lo mostrado habitualmente, respondiendo en forma dura, con numerosos accidentes en los bronces y sólo momentos de gran musicalidad, particularmente en las cuerdas y en los solos de flauta.
En el caso de los tempi, poco claros. La responsabilidad recae en el director, cuyos gestos más propios de un director de coro, no fueron suficientes para estos avezados músicos.
A favor del director está el hecho de haber realizado la versión integral de la obra, y sin las habituales pausas, entre coros, arias y recitativos, lo que le otorga gran fluidez al discurso. No obstante pensamos que el concepto que el director tiene de la obra, no es lo suficientemente claro.
En el caso de los solistas, el tenor Iván Rodríguez fue superado por la magnitud de la obra. No bastó con su hermoso y afinado timbre. Los agudos fueron su problema permanente. Además se cometió el error de ubicarlo frente al director, impidiendo la proyección de su voz. Su comienzo fue promisorio, pero después se desperfiló. En los tríos, si bien afiató bien, su volumen fue insuficiente.
Patricio Sabaté, el barítono de reconocido bello timbre, tuvo en los graves su debilidad. Además fue perceptible una inseguridad, muy extraña en él. Sus mejores momentos fueron sus dúos con la soprano.
La gran triunfadora de la jornada fue Claudia Pereira, la soprano, quien con gran seguridad, estupenda y hermosa voz, se paseo por todas las ornamentaciones, demostrando un conocimiento cabal de la partitura, que en su caso tiene escollos de gran dificultad. Este concierto fue un punto débil, en una temporada que ha sido de excelencia, y del que suponemos faltaron más ensayos, para un resultado mejor.