Adiós al maestro

El arte nacional nuevamente se viste de negro. Esta mañana falleció el director Fernando Rosas, gran impulsor de las Orquestas Juveniles y Premio Nacional de Música 2006.

El destacado director murió a las 7:30 horas en su casa, a causa de un cáncer que arrastraba desde hace algunos años.

Rosas era licenciado en Interpretación Musical de la Universidad Católica, y luego se especializó en la Juilliard School of Music de Nueva York, a partir de 1968, tras obtener una beca Fulbright.

A lo largo de su carrera, su nombre fue reconocido como uno de los que más contribuyó al desarrollo de la música en Chile, labor que tiene uno de sus mayores hitos en la creación de las Orquestas Sínfónicas Infantiles y Juveniles, de cuya fundación fue director ejecutivo. Previamente, había formado también el Departamento de Música de la Universidad Católica de Valparaíso y la Orquesta de Cámara de Chile, entre otras iniciativas.

La labor de Rosas fue muy reconocida en el mundo de las artes, lo que tuvo uno de sus puntos más importantes el año pasado, cuando recibió el Premio Nacional de Música. Entonces, el jurado argumentó el reconocimiento "en la destacada trayectoria del galardonado como creador e impulsor de las Orquestas Juveniles en nuestro país, hoy en pleno desarrollo. También es señera su profunda dedicación a la difusión de las Artes Musicales a través de ciclos de conciertos, temporadas de música en el Teatro Oriente, programas de radio y televisión".

Además del Nacional, la labor de Rosas fue reconocida con otros galardones, entre ellos la "Orden al Mérito Gabriela Mistral en el grado de Gran Oficial", que le entregó el ex Presidente Ricardo Lagos en 2004. Este año además, la Universidad Alberto Hurtado lo nombró "Héroe de la Paz".

Pese a su delicado estado de salud, Rosas siempre se preocupó de estar al tanto de lo que sucedía en el ámbito musical, entre otras maneras desde el cargo de presidente de la Fundación Beethoven, que ejercía hasta su fallecimiento. Del mismo modo, participó a través de las Cartas al Director de El Mercurio de la discusión en torno al destino del Edificio Diego Portales, sugiriendo que en su lugar se cree una sala de conciertos para cerca de dos mil personas.