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El señor de los vientos

Uno de los músicos más fascinantes de esta época. ¿Cómo es que Kenny G, siendo todo lo odiado que es, logre tal convocatoria? Los prejuicios sobre su tibieza quedaron en el suelo: el tipo sabe cómo encender una sala.

30 de Octubre de 2007 | 12:41 |
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Un largo soplido de una nota extensiva y el público fanático de Kenny G se desarma en éxtasis. La respiración circular es una técnica que en realidad no debiera sorprender a nadie que escuche música contemporánea.

El Mercurio

Las mismas cualidades que los fanáticos de la guitarra adoran en Steve Vai o Joe Satriani, hacen comulgar a los fanáticos de Kenny G, que anoche casi repletaron el Teatro Caupolicán para presenciar la segunda visita de uno de los músicos de (smooth o crossover) jazz más vendedores de todos los tiempos.

Desde su sorpresivo ingreso por una puerta del público, Kenneth Gorelick (su verdadero nombre) hizo lo imposible por cautivar a su audiencia. Y lo consiguió. Caminó por los pasillos saludando distendido y sin perder nota mientras interpretaba "Home".

De inmediato intercaló su mayor éxito, "Silhouette", y dejó con la boca abierta al Caupolicán al marcar un sostenido en su saxo soprano por al menos un par de minutos.

Ya en el escenario, la disposición del show estableció dos principios: cada músico de su notable banda interpretaría solos instrumentales, y Kenny G no sólo se luciría con su extraordinaria destreza, sino que divertiría al público con sus intervenciones en español. Los prejuicios de su tibieza quedaron en el suelo. El tipo sabe cómo encender una sala.

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