El disco de tu corazón

¿Qué se debe esperar de un artista? ¿Fidelidad a su propio perfil o nuevas exploraciones y giros en cada trabajo? ¿Con qué se satisface a un fan y con qué se ganan nuevos? ¿Con la inquietud y la movilidad artística, o creando desde la misma vereda en que ya se está situado? En ambas direcciones la música popular ha entregado al mundo joyas y fiascos. Y si bien ninguna de las anteriores vendría a ser el caso de El disco de tu corazón, el último trabajo de Miranda!, éste sí responde casi en un cien por ciento al sello que los argentinos impusieron ya en Es mentira y Sin restricciones: un pop lúdico, sintético, desprejuiciado, desvergonzado y meloso.

Un divertimento sonoro y estético que tiene al amor como temática única e irrenunciable, y visto desde el más pedestre pero honesto de los ángulos: sufrido y disfrutado, ideal y pragmático, siempre encarnado, nunca demasiado espiritual. Una fórmula que tal vez donde avance sea precisamente en la consecuencia y el desprejuicio. Si antes se distinguían cierto olor a clown o a vanguardismo vintage, ahora las canciones simplemente son lo que son. Bailables, románticas, decididamente poperas. ¿Honestas? Por qué no.

Nadie que vea el mundo en tonos demasiado oscuros, o que por urticaria o prejuicios tenga a los argentinos prescritos, podría resistirse a mover aunque sea una falange tras escuchar la arrepentida declamación de "Prisionero", la inocencia de "Déjame", el coro pulsante y lúdico de "Hola", o el más esencial electropop de "Amanece junto a mí" (verdadera segunda parte sonora de "Tu gurú"). Un golpe discotequero que se permite un respiro en los tonos reggae de "Perfecta", donde cuentan con la colaboración de Julieta Venegas, o en la balada de aires setenteros "Hasta hoy". Todo con un fondo sonoro que remite al más clásico sintetizador, pero con una complejidad, corporalidad y espesor que no se percibía del mismo modo en sus trabajos anteriores.

¿Suena conocido? Sí, a Miranda!. Una banda que reconociendo lo comunes que en el amor somos todos los sujetos y desafiando el prisma del tonto grave, logró tranformarse en un fenómeno continental. ¿Durará el impulso para prestarle oídos a otro disco en el tono? Los ciclos de la música popular hacen que el pronóstico sea reservado, pero los argentinos han demostrado que los prejuicios y cánones de temporada, simplemente no les van ni les vienen.

—Sebastián Cerda