Hay una diferencia entre Frank Sinatra y Dean Martin y no es ni la jerarquía de la voz, ni la categoría estelar en el pop americano. Ni siquiera la cuenta corriente. Cuando Frank Sinatra cantaba lo hacía tan en serio que al lado del swing que mascullaba Martin con holgazanería y sentido del humor, el suyo parecía swing de manual. Es cierto: eso es una exageración. Pero sí hay al menos una cosa que corre a favor Dean Martin, este self-made man que corroboró aquello de que el fin justifica los medios. Su atrevimiento como ícono de Las Vegas fue arriesgado, pero el resultado fue pura ganancia. La fascinación total por ese swing de toque italiano, que lo hizo más superficial que cualquier otro crooner y más magnético también.
Dino Crocetti, el muchacho de barrio popular escondido tras el galán de hoteles de lujo llamado Dean Martin, murió en Beverly Hills en 1995 a la edad de 78 años. Una nueva forma de refrescar su imagen vocal hoy es este álbum, entre retrospectivo y posmoderno, titulado Forever cool. “Si hablamos de Dean Martin, entonces no hay nadie más cool que él”, dice uno de los invitados al show, nada menos que Kevin Spacey. El actor “canta” junto con Dean Martin un par de pieza, entre las que sobresale la arrolladora “Ain’t that a kick in the head”, con las pistas de Martin obtenidas de los resguardos de Capitol Records y una big band montada hoy día en los estudios de grabación. “Fue toda una experiencia cantar con él en los audífonos”, admite el propio Spacey. “Miralo parado así, con un cigarrillo y bebiendo un trago. Él siempre será un cool”.
Es el ya conocido experimento de unir voces de distintas épocas en una nueva canción. Sinatra y Bono, Nat King Cole y su hija Natalie, Elvis y su orquesta 30 años después de su muerte. Hasta Mario Kreutzberger figura en un comercial de la Teletón transando hoy consigo mismo versión 1970. El asunto es producir el efecto con naturalidad y en Forever cool las partes se acoplan en un todo que de pronto llega a confundir al que lo encuentren volando bajo.
Son canciones que usted reconocerá si tiene programada la Oasis como preferencia número uno o dos en la radio de su automóvil: Aquí y “ahora”, el crooner canta con la chica del R&B británico Joss Stone (“I can't believe that you're in love with me”), con la estrella del country-pop americano Martina McBride (“Baby It's Cold Outside”) y la cantante gospel Parin Bennett (“Baby O”). Comparte estrellato con un sorprendente Robbie Williams (“Please don't talk about me when I'm gone”) y también mide fuerzas con el cancionista maestro Charles Aznavour, a través de ésa que tal vez haya sido su arma más letal, “Everybody loves somebody”. La vuelta a la vida del hombre que lo consiguió todo, aunque fuera a costa de la primera fama de Frank Sinatra y de la ingenuidad de su amigo Jerry Lewis.
—Iñigo Díaz