SANTIAGO.- La palabra "único" se usa con demasiada facilidad para calificar conciertos de rock. Con The Police la condición es una verdad estadística. ¿Cuántas bandas en el mundo pueden permitirse el lujo de iniciar un show con un tema del peso de "Message in a bottle"? ¿Cuántos tríos encienden de este modo a 50 mil personas sin apelar ni a un instrumento electrónico? ¿Cuántos ingleses al borde de los 60 años de edad acuden a trabajar con este entusiasmo?
También se abusa de la palabra "histórico", porque es una suerte por completo excepcional escuchar a una banda que salta de un hit universal a otro --es probable que estas canciones las pueda cantar hasta un vietnamita-- y que recuerda en todo momento cómo se supone que era la receta original que tan mal vienen mezclando sucesivos imitadores. Quizás ni Police supo en los años '80 la revolución que suponía preparar por primera vez un reggae blanco, pero su sonido en vivo es la mejor forma de confirmar que ese brebaje mágico aún aturde porque es la mezcla original, la más pura, la esencial.
Luego de una hora de canto más rockero de lo esperado de parte de Beck, The Police se tomó el escenario del nacional junto a un impresionante despliegue visual con cinco nítidas pantallas de especial consideración con la galería, además de figuras abstractas y monocromáticas que se tomaban el entorno de Sting, Summers y Copeland en un alucinante microclima de luces y brillo.
Sting sabe castellano e invita al público a corear, y sonríe con el entusiasmo comprensible que puede sentir alguien que sabe que tiene rendidos a sus pies a las audiencia del lugar que sea. A su ego monumental le ha hecho estupendo volver a someterse a la contención de un trío: estas canciones no suenan ni la mitad de fuertes sin la ductilidad percutiva de Copeland y el brillo sobrio de Andy Summers. Pero, también, estas canciones suenan en vivo demasiado mejor de lo que esperábamos.
Las reuniones de bandas suelen ser algo lamentable. Los rockeros mayores de 40 años comienzan a dar pena. Las canciones de los '80 son divertidas, pero no emocionantes. The Police desmintió anoche ante 50 mil chilenos las cargas fatales con las que ha venido cargando su gremio. Dan ganas de inventar adjetivos nuevos para su talento.
Las edades de los integrantes del trío no mienten. Hoy Sting tiene 56 años, el guitarrista Andy Summers cumplirá 65 el último día de 2007 y el baterista Stewart Copeland cuenta 55. Pero la idea de la reunión rondaba a Sting desde noviembre del año anterior, y en febrero el grupo confirmó su vuelta a las carreteras en una exigente gira, por primera vez en más de dos décadas.
El tour que trajo al grupo a Chile es el mismo para el que fueron vendidas un millón 700 mil entradas en una hora y media, cuando fue anunciado a comienzos de año. Y sólo al cabo del tramo estadounidense del recorrido mundial, cumplido en agosto último, The Police ya había recaudado 107,6 millones de dólares a lo largo de 38 conciertos. La gira empezó el 28 de mayo de 2007 en Vancouver y terminará el 28 de junio de 2008 en Manchester, Inglaterra.
Desde la separación inicial en 1984, en contadas ocasiones The Police había vuelto a juntarse. En 1986 lo hicieron para grabar una nueva versión de "Don't stand so close to me" destinada al disco de grandes éxitos Every breath you take: the singles. En 2003 fueron admitidos en el llamado Salón de la Fama del Rock and Roll en EE.UU., ocasión en la que también actuaron en vivo, y en febrero de 2007 lo hicieron en la versión 49 de los premios Grammy, donde anunciaron la gira definitiva.
Algo de familiar ha tenido también en retorno. En la porción inglesa del recorrido, el telonero de The Police fue un grupo de rock llamado Fiction Plane, que no es otra que la banda del hijo mayor de Sting, Joe Sumner, y que también practica el reggae en fusión con el rock. Para su visita a Chile el programa doble tuvo en el músico estadounidense Beck a un "telonero" de mayor peso.
Para The Police éste es el regreso a Chile tras la visita que hicieron en pleno auge de su primera época, invitados al Festival de Viña de 1982. Pero para Sting ha habido dos regreso más antes de éste, cuando volvió como solista en marzo de 1994 a actuar en el Estadio San Carlos de Apoquindo y cuando lo hizo de nuevo en enero de 2001 en el velódromo del Estadio Nacional.(David Ponce)